Unos innovadores envases alimentarios prolongan el periodo de conservación y reducen la huella de carbono

El proyecto BIO4MAP, finalizado en abril de 2016, está comercializando un nuevo tipo de envase alimentario sostenible. El consorcio espera conseguir un aumento notable del periodo de conservación de la pasta fresca y del queso, una reducción de costes del veinticinco por ciento con respecto a productos alternativos y una disminución de la huella medioambiental y de carbono de hasta el veintinueve por ciento.

El material de envasado que se acaba de crear está compuesto por al menos un setenta y cinco por ciento de materias primas procedentes de fuentes renovables. Incluye diferentes capas de bioplásticos (PLA, PVOH y adhesivos), así como un revestimiento de cera elaborado a partir de hojas de olivo. Se recicla con facilidad, presenta excelentes propiedades mecánicas, es biodegradable y protege el contenido del oxígeno y la humedad, previniendo así el desarrollo de bacterias y hongos.

El proyecto, que contaba con un presupuesto de un millón y medio de euros, estaba coordinado por AIMPLAS, un centro tecnológico de investigación situado en España que posee veinticinco años de experiencia en el campo de la investigación y el desarrollo de plásticos. «La labor de AIMPLAS en este proyecto, aparte de la coordinación, ha estado centrada en el desarrollo del material biodegradable que forma la barrera de oxígeno necesaria para cumplir los requisitos últimos del alimento a envasar; además, nos hemos encargado de procesar los nuevos materiales desarrollados para obtener el nuevo envase multicapa», explicó Nuria López, investigadora principal en AIMPLAS.

En conjunto, los materiales que forman el envase del proyecto BIO4MAP presentan una huella de carbono un cincuenta y siete por ciento inferior a la de los materiales que se suelen emplear para envasar queso y pasta fresca. El PLA ofrece excelentes propiedades mecánicas y se recicla fácilmente, mientras que el PVOH constituye una barrera de gas eficaz y es soluble al agua: se desintegra en el proceso de lavado, propiciando el correcto aislamiento y reciclado del PLA. Un recubrimiento de cera procesado por Fraunhofer, uno de los socios del proyecto, envuelve la capa exterior del envase, proporcionando una barrera de vapor de agua y mejorando la flexibilidad del PLA.

A todos estos materiales se suma una nueva generación de adhesivos biodegradables, que es una de las principales innovaciones que aporta el proyecto BIO4MAP. Aunque estos materiales ya existían en el mercado, su procesamiento como coextruido en un laminado multicapa era algo que nunca se había conseguido.

Altoni Pasta y Sachsenmilch ya están dispuestos a utilizar la solución del proyecto BIO4MAP para envasar sus productos, mientras que un proveedor de la cadena de supermercados Mercadona, Central Quesera Montesinos, está barajando esta opción para los nuevos envases de su tarta de queso. Todos los alimentos frescos que precisan ser envasados en una atmósfera modificada para su conservación podrán beneficiarse de esta nueva técnica de envasado.

Aparte de los socios mencionados con anterioridad, BIO4MAP también ha contado con la participación de Vallés Plàstic, que se encargó de aplicar el nuevo recubrimiento, y de Artibal, un fabricante de ceras, lacas y tintas, que elaboró la formulación. La empresa de compounding MAPEA ha desarrollado el adhesivo biodegradable junto con el centro de investigación finlandés Abo Akademi, mientras que de la transformación y fabricación del envase se ha encargado Bobino Plastique, de Francia.

Para más información, consulte:
Sitio web del proyecto

publicado: 2016-08-23
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