La biomineralización es la formación de estructuras compuestas que 
contienen materiales inorgánicos en organismos vivos, por ejemplo, una 
cáscara de huevo o un diente. El biosílice es un biomineral importante 
que se produce en cantidades del orden de gigatoneladas mediante 
biosilicificación, principalmente por parte de organismos marinos como 
las esponjas silíceas.
Las frágiles y, a la vez, intrincadas estructuras de biosílice que 
pueden observarse en estas esponjas poseen longitudes que van de los 
nanómetros a los milímetros. Desde su descubrimiento, la comunidad 
científica ha manifestado su asombro ante estos hermosos entramados 
abiertos de espículas de biosílice con forma estrellada y de varillas. 
Además, poseen propiedades muy interesantes para quienes deseen darles 
aplicación: las estructuras de sílice a escala nanométrica constituyen 
componentes esenciales en la micro y nanoelectrónica, por ejemplo en 
aislantes y guías de ondas ópticas. Además, el biosílice podría 
garantizar la biocompatibilidad, una propiedad indispensable en los 
implantes médicos.
En el Centro Médico Universitario de la Universidad Johannes 
Gutenberg de Maguncia (Alemania), el profesor Werner E. G. Müller y sus 
colaboradores del Instituto de Química Fisiológica están aprovechando 
una subvención avanzada del Consejo Europeo de Investigación (CEI) para 
desentrañar los mecanismos fundamentales de la biomineralización, y en 
concreto de la biosilicificación, y también para aprovechar los procesos
 correspondientes con el fin de desarrollar toda una gama de tecnologías
 nuevas y apasionantes.
«Es emocionante contemplar la capacidad de la naturaleza para dar 
con estrategias efectivas para distintos fines. En la química, todo 
cambio se encuentra restringido por la energía de activación necesaria 
para que se produzca una reacción química; para que algo ocurra, hay que
 aportar gran cantidad de energía —explica Werner Müller—. En cambio, en
 las reacciones bioquímicas esto se consigue gracias a catalizadores 
naturales que permiten reducir la energía de activación que se necesita.
 En el caso de la biosilicificación, esta función catalítica recae en 
enzimas».
Según señaló, actualmente, para fabricar componentes ópticos y 
nanoestructuras de sílice tienen que lograrse condiciones extremas: para
 obtener fibras ópticas de sílice, temperaturas cercanas a los mil 
grados centígrados. Y sin embargo, las esponjas consiguen resultados 
similares a temperatura ambiente con un gasto energético muy inferior 
valiéndose de enzimas que agilizan los procesos químicos sencillamente 
mediante uniones provisionales con los materiales presentes.
Partiendo de un paradigma nuevo
«El descubrimiento en la última década de la silicateína, un 
catalizador enzimático, y de su función en la formación de biosílice 
inorgánico trajo consigo un cambio de paradigma para los investigadores.
 Ahora sabemos que sólo hay unas pocas enzimas capaces de controlar las 
reacciones, pero nuestra investigación muestra que esto no es un hecho 
exclusivo del biosílice. Empleando enzimas específicas también se pueden
 producir otros biomateriales que contienen metales», explica el 
profesor Müller. Su equipo está elevando a un nivel superior la 
investigación sobre la biosilicificación al introducir técnicas punteras
 procedentes de la biología estructural, la bioquímica, la bioingeniería
 y la ciencia de los materiales. Esta investigación ya ha dado frutos en
 un estudio paralelo, Si-Bone, que fue posible gracias a una subvención a
 la prueba de concepto (PoC) del CEI.
«Las estructuras de las esponjas presentan una diversidad extrema, 
tal y como ocurre con los huesos de los animales, ya que cada especie 
presenta su propio "plan corporal". Aunque desconocemos cómo viene esto 
determinado en los humanos, hemos descubierto que el crecimiento óseo 
está controlado también por enzimas, lo cual nos ha permitido producir 
implantes protésicos usando biosílice obtenido in vitro. Se ha 
demostrado la elevada biocompatibilidad de estos implantes en 
experimentos con animales. Es decir, el organismo receptor no los 
rechaza».
«También empezamos a apreciar que ofrecen otras ventajas. Son 
biodegradables con el tiempo, por lo que no es necesario operar para 
extraerlos, como sí ocurre con los clavos de metal empleados en la 
cirugía de reparación de fracturas. Y lo que es mejor, su lenta 
biodegradación permite una regeneración controlada de hueso, al tiempo 
que, aparentemente, el biosílice también favorece el crecimiento de 
hueso nuevo. Esto no sorprende puesto que el cuerpo humano contiene 
biosílice, mientras que las esponjas vítreas se encuentran entre los 
primeros organismos que evolucionaron sobre la faz de la Tierra. Se cree
 que son antepasados de los vertebrados, hipótesis reforzada por esta 
elevada biocompatibilidad».
«En Si-Bone estamos desarrollando en mayor medida esta 
investigación. Concretamente, estudiamos el papel que podría desempeñar 
la enzima silicateína en la prevención e incluso cura de la 
osteoporosis, una enfermedad ósea relacionada con el envejecimiento que 
comporta costes muy elevados y un gran sufrimiento para quienes la 
padecen, y cuya prevalencia se encuentra en alza, además, por el 
incremento de la esperanza de vida».
Fuente: profesor Werner Ernst Ludwig Georg Müller
- Coordinador del proyecto: Centro Médico Universitario de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, Alemania
- Título del proyecto: From gene to biomineral: Biosynthesis and application of sponge biosilica
- Acrónimo del proyecto: BIOSILICA
- 
web de la Universidad de Medicina de Maguncia- Programa de financiación del 7PM (convocatoria del CEI): subvención avanzada (Advanced Grant) 2011
- Financiación de la CE: 2 200 000 euros
- Duración del proyecto: 5 años
Documentos de referencia
Müller W.E.G., Wang X.H., Grebenjuk V., Diehl-Seifert B., Steffen 
R., Schloßmacher U., Trautwein A., Neumann S. and Schröder H.C. (2013), 
Silica as a morphogenetically active inorganic polymer: effect on the 
BMP-2-dependent and RUNX2-independent pathway in osteoblast-like SaOS-2 
cells; Biomaterials Sci. 1: 669-678
Müller W.E.G., Schröder H.C., 
Burghard Z., Pisignano D. and Wang X.H. (2013), Silicateins – A novel 
paradigm in bioinorganic chemistry: Enzymatic synthesis of inorganic 
polymeric silica; Chemistry Eur. J., 19:5790-5804
Wang, X.H., 
Schröder, H.C., Wang, K., Kaandorp, J.A. and Müller, W.E.G. (2012), 
Genetic, biological and structural hierarchies during sponge spicule 
formation: From soft sol-gels to solid 3D silica composite structures; 
Soft Matter, 8:9501-9518.