Ciencias físicas,
Ciencias de la tierra

Un equipo de científicos respaldados por el proyecto financiado por la Unión Europea T-FORCES descubrió que las reservas de carbono aumentan con la diversidad, pero solo hasta cierto punto.
El paleoclimatólogo William Ruddiman sugirió recientemente que los humanos podrían haber influido en gran medida en el clima terrestre hace ya miles de años a través de las emisiones de carbono y metano generadas en la quema y la deforestación asociada a las primeras actividades agrícolas. El proyecto EARLYHUMANIMPACT se propuso verificar esta hipótesis.
Investigadores financiados con fondos europeos han creado varios sistemas experimentales innovadores con los que calcular con mayor precisión la cantidad de polvo cósmico que entra en la atmósfera y sus consecuencias.
Investigadores financiados con fondos de la Unión Europea han empleado un proceso nuevo denominado datación de la pulverización para conocer mejor la historia geológica y climática de la Antártida.
Takuro Kobashi, beneficiario de una beca Marie Curie de la Unión Europea, ha obtenido información esclarecedora sobre la evolución climática histórica de Groenlandia valiéndose de testigos de hielo y de un nuevo método basado en isótopos de ciertos gases que puede proporcionar datos más precisos sobre las temperaturas. Sus hallazgos apuntan a que tanto las temperaturas de Groenlandia como el nivel de los mares en todo el mundo podrían estar aumentado a mayor velocidad de lo vaticinado en las últimas proyecciones climáticas.
Un proyecto dotado con fondos europeos ha ayudado a diferentes ciudades a afrontar el futuro con confianza gracias a combatir el cambio climático, volver a teñir de verde los centros metropolitanos y prevenir la expansión urbana descontrolada mediante fórmulas novedosas y estimulantes.
El estudio de la respuesta de los seres vivos al cambio climático es esencial ante lo que parece cada vez más una tendencia irreversible. Sin embargo, a diferencia de otras especies que han suscitado un gran interés científico, los insectos parecen haber sido relegados a un segundo plano. Un proyecto europeo está tratando de cerrar está brecha en el conocimiento teniendo en cuenta características específicas de los insectos.
Una investigación cofinanciada por el proyecto EXPEER ha revelado que los vegetales se están adaptando gradualmente al aumento del dióxido de carbono (CO2) atmosférico, lo cual podría afectar profundamente a la seguridad alimentaria mundial y a la conservación de la naturaleza.
Gracias a fondos europeos, unos investigadores estudian los efectos de los cambios climáticos sobre los sírfidos (criaturas que imitan a avispas y abejas) y las consecuencias evolutivas de dichos cambios.
Los artífices del proyecto GEOPLATE, financiado con fondos europeos, emplean técnicas de detección magnética para conocer más a fondo la evolución histórica de las placas tectónicas de la Tierra y ofrecen herramientas para localizar nuevos recursos naturales.
Los resultados preliminares del proyecto DACCIWA, financiado con fondos europeos, indican que la calidad del aire en la región occidental de África se ha visto gravemente afectada por la quema de carbón vegetal, basuras y desperdicios agrícolas.
La investigación, financiada por la Unión Europea, revela que, cuando la política sobre cambio climático va dirigida solamente a atenuar sin tener en cuenta los costes de adaptación y los daños residuales, se producen desigualdades imprevistas.
Un conjunto de experimentos, análisis de datos y modelos matemáticos han proporcionado una evaluación cuantitativa robusta del cambio climático en mares interiores y sus regiones adyacentes, particularmente vulnerables a los efectos del cambio climático y a las perturbaciones antrópicas.
Se han creado técnicas nuevas para determinar los periodos más cálidos y fríos de los últimos milenios que ya están ayudando a actualizar y modernizar el estudio del clima.
Un modelo capaz de predecir los efectos de las interacciones entre las nubes y los aerosoles sobre el Amazonas podría ayudar a los climatólogos a comprender cómo afectan los aerosoles al cambio climático.
Un estudio sobre los vínculos entre los cambios en ecosistemas vegetales y microbianos y los factores ambientales ha puesto de manifiesto cómo estos ecosistemas podrían ser alterados como consecuencia del cambio climático.
Un equipo apoyado por la Unión Europea está desarrollando un sistema de vigilancia de la calidad del aire para su uso público. Primero articuló estudios de caso referentes a varias ciudades europeas y después diseñó, construyó y ensayó módulos de sensores y de comunicación, incluyendo el software necesario.
Comprender la relación existente entre el clima y los ecosistemas resulta crucial para prevenir cambios no deseados en el entorno como puedan ser la desertificación y la pérdida de especies. No obstante, los ecosistemas se caracterizan por contar con múltiples elementos y escalas, lo que hace que resulten difíciles de comprender.
Para entender los cambios observados en la capa de aerosol de la estratosfera, los científicos se valen de la teledetección, que les permite recabar datos pertinentes. Ahora, un equipo de científicos financiados con fondos europeos realiza un modelaje en 4D de la formación y el transporte de los aerosoles, con especial interés en la etapa posterior a erupciones volcánicas.
Un equipo de científicos realizó simulaciones en un modelo con el propósito de calcular el impacto de distintos escenarios de emisiones antropogénicas sobre la calidad del aire en Europa y en el este del Mediterráneo teniendo en cuenta el clima actual y el previsible en el futuro.
La cantidad de energía que podría generarse a través de la diferencia de concentración de sal entre las aguas marinas y fluviales de todo el mundo se estima entre 1,4 y 2,6 teravatios, lo que equivale a un 20 % del consumo eléctrico total. Se trata de un proceso natural que no provoca contaminación térmica, no produce dióxido de carbono ni genera ninguna otra emisión contaminante debida a combustión.
La paleoceanografía estudia la historia de los océanos, incluyendo su composición química, temperatura y salinidad. Esta información permite extraer conclusiones respecto a la configuración y la intensidad de la circulación oceánica, que a su vez es el principal amplificador del cambio climático.
El brillo del Sol varía en todas las escalas de tiempo y en todas las longitudes de ondas. Una iniciativa financiada por la Unión Europea trabaja para recopilar observaciones dispersas de más de veinticinco instrumentos con el fin de representar con precisión cómo influye la irradiancia solar en el clima de la Tierra.
Científicos de la Unión Europea estudian los efectos del almacenaje de dióxido de carbono (CO2) a gran profundidad en el subsuelo y redactan recomendaciones para operadores y reguladores.
Un nuevo atlas con mapas electrónicos que promueven el concepto de mapeo de controversias (controversy mapping) podría ayudar a las autoridades a gestionar el cambio climático de manera más efectiva.
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