La Fundación Europea del Pulmón calcula que
las enfermedades respiratorias tiene un coste anual en Europa próximo
102 000 millones de euros en forma de ineficacia y absentismo. Se estima
que el nivel de contaminación en los espacios interiores puede ser diez
veces superior al de los espacios abiertos.
Hay quien cree que el reglamento sobre hermetismo introducido
recientemente en el Reino Unido tanto para viviendas como oficinas puede
haber agravado la situación.
Ahora el proyecto financiado con fondos europeos IAQSENSE tiene el
cometido de desarrollar nuevos sistemas de sensores basados en
nanotecnología con los que monitorizar de forma precisa la composición
del aire por lo que se refiere a contaminantes químicos y biológicos. El
sistema en concreto está diseñado para que tenga un tamaño de
miniatura, un coste bajo y sea propicio para su producción en serie.
Es bien sabido que una calidad deficiente del aire puede provocar
perjuicios como fatiga, dolor de cabeza y otras reacciones de mayor
gravedad. El problema se complica por el hecho de que dicha calidad
deficiente puede deberse a una variedad extremadamente extensa de los
llamados compuestos orgánicos volátiles presentes a concentraciones
extremadamente bajas.
Actualmente, los análisis pertinentes se realizan con equipo caro y
pesado que se diseñó en una época en la que ni siquiera se vislumbraba
la posibilidad de contar con banda ancha, mientras que la mayoría de las
normas al respecto están basadas en el muestreo y el análisis de
laboratorio.
No obstante, el proyecto de tres años de duración IAQSENSE, iniciado
el pasado mes de septiembre y cuyo título completo es
«Nanotechnology-based sensors for environmental monitoring», aspira a
monitorizar y mejorar la calidad del aire en interiores mediante un
método singularmente innovador.
Se construirá un equipo de detección de coste reducido que generará
información en tiempo real sobre el entorno y la posible presencia de
contaminantes volátiles. Este equipo podrá fijarse en lugares concretos
(vivienda, oficina e incluso vehículos) y conectarse a una red de
sensores inalámbricos.
Un reto muy destacado es la construcción de un sistema de detección
de gas que tenga un coste bajo y que sea muy selectivo y sensible.
La iniciativa IAQSENSE se fundamenta en tres tecnologías patentadas,
una de los cuales se basa en la dinámica de «movilidad iónica
superficial» (surface ion mobility) para separar cada componente
gaseoso. Funciona como un espectrómetro, posee una sensibilidad elevada y
detecta con rapidez múltiples gases de un modo nunca visto.
Su capacidad para detectar moléculas sencillas y compuestas ofrece
ventajas inmensas para la detección rápida de humedad, el diagnóstico
mediante el aliento, y la detección de humo y estupefacientes.
Claude Iroulart, coordinador de IAQSENSE, describió el sistema como
«único» y señaló que el objetivo consiste en transformar los resultados
científicos en un sistema de detección fiable y listo para su producción
en serie. También se estudiarán posibles aplicaciones en vehículos y
dispositivos conectados a teléfonos móviles.
«El control de la calidad del aire en interiores y el grado de
confort que ello comporta deberían tener una repercusión enorme en la
sociedad así como en el grado de absentismo laboral y diversos factores
relacionados con la economía», añadió Iroulart.
El consorcio responsable está formado por cuatro PYME, tres empresas
industriales y tres institutos científicos de cinco países. El proyecto
finalizará en agosto de 2016 y costará 4,9 millones de euros, 3,5 de
los cuales serán facilitados por la Unión Europea a través del Séptimo
Programa Marco.
Source: Efficience Marketing
Documentos de referencia: Basado en una nota de prensa del proyecto IAQSENSE