Para adentrarse en lo que será su último vuelo, la aeronave se sirvió el lunes 11 de septiembre de la gravedad de Titán, la luna de Saturno, maniobra en la que pasó a 120 000 km de dicha luna para catapultarse hacia el planeta anillado. Desde su llegada a Saturno en 2004, la aeronave se ha servido de la gravedad de Titán para situarse en distintas órbitas desde las que estudiar el planeta y sus anillos, sobrevuelos que ha realizado en cada ocasión que precisaba cambiar de rumbo y que le han permitido ahorrar combustible.
Ahora que las reservas de combustible están casi agotadas, en lugar de dejar a Cassini a la deriva en el espacio en el entorno de Saturno, expulsarla al espacio profundo (al igual que la aeronave Voyager) o permitir que se estrelle contra Titán o Encélado (otra de las lunas de Saturno), el equipo científico de la NASA decidió que es necesario acabar con ella de la mejor manera posible. De hecho, este último empuje gravitatorio de Titán se ha denominado el «beso de despedida».
«Cassini ha mantenido una relación duradera con Titán, con encuentros casi mensuales durante más de un decenio», afirmó Earl Maize, el gestor del proyecto Cassini en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California. «Este último encuentro es una despedida agridulce pero, al igual que durante toda la misión, la gravedad de Titán volverá a mandar a Cassini justo donde es necesario».
En conjunto, la misión Cassini, una colaboración entre la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Italiana, ha sido todo un éxito, en concreto en lo referente a conocer mejor a Titán, la segunda luna del sistema solar por tamaño. En 2005, Cassini depositó en la superficie de Titán un robot pequeño denominado Huygens, el cual tomó una imagen extraordinaria de rocas redondeadas moldeadas por el fluir del metano líquido que llueve de los cielos de Titán y desemboca en mares enormes en latitudes septentrionales. Cassini también registró imágenes de lo que los científicos consideran que son volcanes que expulsan un fango helado, así como enormes dunas creadas por una arena similar al plástico.
La aeronave ha obtenido algunas de las imágenes más espectaculares de Saturno y sus anillos y en total ha enviado a la Tierra unas 453 000 imágenes.
¿Se verá desde la Tierra?
Aficionados a la astronomía y el propio equipo científico de Cassini confían en que el impacto de la sonda en Saturno a la impresionante velocidad de 122 000 km por hora se pueda observar desde la Tierra. La colisión podría incluso generar explosiones de luz que, sin embargo, no serán fáciles de ver.
Esto se debe a que las partes más brillantes de los destellos se producirán en el espectro de luz ultravioleta, la misma longitud de onda que provoca las quemaduras solares. La capa de ozono de la Tierra absorbe buena parte de esta luz ultravioleta, así que cualquier destello de este tipo de luz se muestra enormemente atenuado para cualquier observador terrestre. Otro reto reside en que los dos nodos de control de Cassini, de la NASA y la ESA, no observarán la maniobra durante la noche, lo que atenuará la señal aún más dado que los telescopios occidentales tendrán que compensar la luz del atardecer.
Para sortear esto, el equipo de Cassini ha solicitado a la NASA utilizar el telescopio espacial Hubble, para así intentar captar el momento exacto de la destrucción violenta de la aeronave. Los astrónomos en el hemisferio sur, por ejemplo, en Australia, se encuentran en una posición mucho más ventajosa para registrar la caída de Cassini. Por último, existe una comunidad muy nutrida de aficionados al espacio con telescopios de gran potencia y técnicas depuradas repartidos por todo el planeta que podrían ayudar en la labor.
Si quiere obtener más información sobre la misión Cassini o desea presenciar sus últimos momentos en directo, el equipo de Cassini ha creado un
sitio web con una cuenta atrás hasta el «Gran Final» de la misión.