El origen de la Luna se ha atribuido a un impacto gigante entre un asteroide y la prototierra. El calor generado por este acontecimiento habría fundido una parte importante de la Luna y dado lugar al océano de magma lunar (LMO). El enfriamiento y la cristalización del LMO con el tiempo dieron como resultado la Luna que vemos actualmente, pero los pasos intermedios todavía son motivo de debate.
El proyecto financiado con fondos europeos LUNARMAGMAOCEAN (Late-stage evolution of the lunar magma ocean: An experimental study) debía desarrollar nuevos modelos para explicar cómo evolucionó el LMO al cristalizar durante la etapa tardía de su evolución. Los datos para este estudio se obtuvieron de observaciones de las lavas superficiales (basaltos de los mares) y la misión de la astronave GRAIL, complementadas con experimentos de laboratorio.
Utilizando hornos y prensas para lograr una gama de presiones y temperaturas, los investigadores imitaron las condiciones cambiantes del LMO inicial. Se utilizaron equipos sofisticados para controlar parámetros como las composiciones iniciales, la temperatura y la presión de oxígeno. Mediante una técnica experimental por etapas basada en experimentos y modelización sucesivos, se reconstruyó la evolución completa del LMO.
Experimentos a alta presión proporcionaron información clara sobre las primeras fases del LMO. Estos experimentos se combinaron con modelos geoquímicos para trazar las líneas líquidas de descenso durante el enfriamiento de la Luna.
Los investigadores también realizaron experimentos a baja presión para simular los periodos más avanzados del enfriamiento de la superficie, lo cual proporcionó la primera imagen detallada de la formación de la corteza de la Luna. Esta información será útil tanto para los geólogos como para los astrónomos.
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