¿Abundan los planetas pequeños?

Gracias al flujo continuo de datos de la Misión Kepler de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y a los instrumentos de última generación sobre la superficie terrestre, un grupo de astrónomos ha aprovechado la financiación de la UE para aprender más sobre los planetas pequeños de nuestra galaxia.

El nuevo espectrógrafo de alta precisión llamado HARPS-N, construido y operado por un consorcio de tres países europeos (Suiza, Italia y el Reino Unido) y Estados Unidos, ayuda a la nave espacial Kepler en su misión de descubrir planetas confirmando posibles mundos análogos a la Tierra. HARPS-N son las siglas en inglés de «Buscador de Planetas por Velocidad Radial de Alta Precisión en el Hemisferio Norte» (su gemelo en el hemisferio sur se llama HARPS a secas). Este espectrógrafo se diseñó para detectar señales ínfimas de velocidad radial de planetas tan pequeños como la Tierra.

Con el respaldo financiero del proyecto ETAEARTH, los astrónomos programaron al HARPS-N para detectar leves fluctuaciones provocadas por planetas con periodos orbitales cortos con radios tan pequeños como el de la Tierra. A continuación, se inspeccionaron objetos con periodos más largos. Ya en fechas más recientes, comenzaron la búsqueda de planetas similares a la Tierra. Alrededor de Kepler-78, una estrella brillante del mismo tipo que el Sol a aproximadamente cuatrocientos años luz en la constelación del Cisne, ETAEARTH confirmó la existencia de un planeta extrasolar de dimensiones similares a la Tierra y una composición parecida. Kepler-78b fue divisado por primera vez en 2013 por el Telescopio Espacial Kepler, instrumento que peina sin cesar el cielo nocturno en busca de planetas que transiten entre nosotros y las estrellas lejanas.

Las observaciones de Kepler han permitido que los científicos del proyecto ETAEARTH determinen el radio de este exoplaneta midiendo la cantidad de luz estelar bloqueada durante su tránsito frente a su estrella madre. A fin de determinar su masa, recurrieron al método de la velocidad radial para calcular con exactitud el bamboleo de Kepler-78 producido directamente por la atracción gravitatoria de este planeta en órbita.

Al conocer ambos datos, se pudo calcular también la densidad y la composición de Kepler-78b. Se trata de un exoplaneta con un tamaño 1,2 veces mayor que el de la Tierra y una masa 1,7 veces superior, lo que indica que estaría compuesto principalmente por roca y hierro. Estamos hablando del exoplaneta más parecido a la Tierra de todos los descubiertos hasta la fecha. Los datos de este descubrimiento revolucionario se publicaron en la revista Nature.

Ahora bien, Kepler ha llevado a cabo observaciones de un gran número de exoplanetas. El objetivo último del proyecto EATEARTH es recabar información estadística que ayude a los astrónomos a comprender las tendencias generales de distribución de exoplanetas en la franja habitable de sus estrellas.

Se espera que los hallazgos del proyecto ETAEARTH nos acerquen un paso más a poder responder una de las preguntas más importantes de la astronomía moderna: ¿es o no la Tierra el único hábitat compatible con la biología compleja que llamamos vida?

publicado: 2015-06-29
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