En un futuro no muy lejano se podría ver cómo el ser humano vive y trabaja en Marte y en otras ubicaciones inhóspitas. Muchos entornos en la Tierra son tan hostiles como los encontrados en Marte y otros planetas. Investigadores financiados con fondos europeos trabajan en el desarrollo de una vivienda espacial que proteja la vida en condiciones medioambientales extremas tanto en la Tierra como fuera de ella.
Llegará el día en el que los astronautas exploren Marte y otros planetas
del Sistema Solar, entornos extremadamente hostiles sin aire, alimentos
y apenas agua. Para la supervivencia se necesitará contar con una «casa
espacial» capaz de proporcionar todo aquello que necesiten los
astronautas para sobrevivir.
El objetivo del proyecto «Self-deployable Habitat for Extreme Environments» (
SHEE) es el de desarrollar un prototipo de habitáculo capaz de dar sustento a un equipo de dos humanos durante periodos de hasta dos semanas de duración. El prototipo se utilizará en un primer momento en la Tierra, y algunos elementos de éste podrían resultar útiles un día en zonas catastróficas, el Ártico e incluso Marte.
Tanto en el espacio como en la Tierra, el tamaño influye en el coste del transporte. El SHEE podrá plegarse en un paquete de menor tamaño para su transporte y desplegarse de manera automática al llegar a su destino. El SHEE medirá cerca de cinco metros de diámetro y proporcionará los alimentos, el agua, la higiene, el control ambiental y el espacio vital necesarios para sus ocupantes.
El primer año del proyecto SHEE sirvió para estudiar varios diseños y seleccionar el más prometedor de cara a su desarrollo. En 2014 se mostró el diseño a un grupo de expertos de Europa, Estados Unidos y Japón para que ofrecieran su opinión antes de proceder a la fase de producción. En el último año del proyecto se ha completado la estructura del habitáculo y en la actualidad se trabaja para dotarla de todos los sistemas necesarios que permitan desarrollar la vida en su interior.
El prototipo de trabajo se ensayará concienzudamente antes de que finalice el proyecto en diciembre de 2015. Tras completar el habitáculo, se pondrá a disposición de la comunidad científica europea para proceder a estudios más exhaustivos. Si bien el primer prototipo se creó para su utilización en la Tierra, los diseñadores europeos creen que algún día podría depositarse en la superficie de Marte un habitáculo basado en el diseñado por ellos.