Tendencias científicas: ¿Y si no estuviéramos solos en el espacio? Un estudio nuevo aventura cómo reaccionaría la humanidad al descubrimiento de vida alienígena

Un estudio nuevo ha mostrado que si los humanos descubriésemos que no estamos solos en el universo nos tomaríamos este descubrimiento demoledor bastante bien.

Este redactor es un gran aficionado a la ciencia ficción, desde «La Serie de la Fundación» de Isaac Asimov y las sagas de Star Trek y Star Wars hasta Independence Day, que personalmente calificaría de obra maestra fundamental de los años noventa, aunque en exceso patriótica, sobre la catástrofe que supondría una invasión alienígena. Así que si se publicara hoy, mañana o la semana que viene que no estamos solos en el universo, el redactor cree que se lo tomaría bastante bien.

Por supuesto, esta es una opinión personal y por tanto completamente subjetiva, así que la reacción al descubrimiento de vida alienígena podría estar condicionada por las circunstancias en las que se descubriese la vida alienígena. O sea, descubrir que existen microbios en una de las lunas de Júpiter o en un exoplaneta lejano (la hipótesis más probable para el descubrimiento de vida extraterrestre) es muy distinto a que uno de nuestros telescopios encontrase una flota alienígena avanzada en dirección a la Tierra para conquistarnos o exterminarnos.

Así, en un estudio nuevo publicado en la revista «Frontiers in Psychology» y realizado por psicólogos de la Universidad Estatal de Arizona (ASU), se empleó software de análisis del lenguaje para calcular los sentimientos asociados con quince artículos de noticias sobre descubrimientos anteriores que podrían haberse atribuido a vida extraterrestre y que abarcaban temas como nuevos exoplanetas similares a la Tierra, fenómenos astrofísicos misteriosos y la posible vida en Marte. El equipo concluyó que la población en general consideraría bastante positivamente una noticia que confirmase la existencia de vida extraterrestre.

Su trabajo se puso en marcha con un análisis contextual preliminar en el que se midieron las reacciones a noticias sobre la posibilidad de que exista vida extraterrestre. En el estudio incluyeron cinco eventos primarios de «descubrimiento»: el descubrimiento en 1967 de los púlsares, la señal «Wow» de 1977, el descubrimiento en 1996 de microbios fosilizados en Marte, el descubrimiento en 2015 de la estrella Tabby y el descubrimiento en 2017 de exoplanetas en la zona de habitabilidad de una estrella.

Analizaron la cobertura informativa, los comunicados de gobiernos y las notas de prensa del evento para determinar el porcentaje de palabras positivas, negativas, de recompensa o de riesgo de cada artículo. Las palabras que describen efectos positivos eran más prevalentes que las que describían un efecto negativo. Sus hallazgos preliminares apuntan a que la reacción general de la sociedad a las noticias sobre vida alienígena era positiva y más orientada a la recompensa. No se percibió pánico en absoluto.

A continuación pidieron a quinientas cuatro personas que reaccionaran a una situación hipotética, que se acabase de descubrir vida microbiana fuera de la Tierra. Se les pidió que describiesen su reacción y las reacciones de otros. De nuevo, las reacciones fueron más positivas. Repitieron el experimento con un ejemplo más concreto, la cobertura dada por el «New York Times» al anuncio de Bill Clinton en 1996 de vida en Marte o el anuncio de Craig Venter en 2010 sobre la vida sintética. De nuevo, la vida alienígena se contempló de forma más positiva que las noticias sobre la creación de vida sintética.

Por supuesto, el análisis contextual de situaciones hipotéticas y eventos ya pasados no sirve necesariamente para predecir qué es lo que pasará en realidad si acabamos por confirmar la existencia de vida en otro planeta. Sin embargo, el anuncio del presidente Clinton hace veintidós años es un buen caso de estudio y la población del planeta tuvo una reacción bastante tibia. «No provocó un cambio radical en el modo de vida de la gente. No provocó que nadie abandonara nada —comentó el profesor Michael Varnum, líder del equipo—. Los humanos han vivido varios cambios de paradigma bastante potentes, desde no ser el centro del universo a la evolución propuesta por Darwin. Antes, estos cambios producían miedo. Pero la idea de que un descubrimiento de este calibre vaya a desestabilizar nada resulta bastante inocente».

El estudio de Varnum solo incluyó a sujetos estadounidenses, por lo que alguien podría señalar que, si se descubre vida alienígena, la gente de otros países tal vez no se lo tomase tan a la ligera. Nuestros encéfalos cuentan con mecanismos antiguos que nos defendían de los depredadores. Pero al ir conociendo el mundo, la experiencia también puede conformar lo que aceptamos o tememos y cuán receptivos somos a las novedades. «Si nos fijamos en sociedades mucho menos abiertas, mucho más xenófobas, etc., puede que perciban [el descubrimiento de vida extraterrestre] como un hecho mucho más negativo y preocupante», indicó Israel Liberzon, profesor de psiquiatría, psicología y neurociencia de la Universidad de Míchigan y ajeno al estudio.

De hecho, si bien este estudio de Varnum es esclarecedor, no cabe asumir que un estadounidense, un francés, un ruso y un chino reaccionarían del mismo modo ante situaciones comunes en la Tierra, así que mucho menos cabe esperarlo ante el descubrimiento de vida extraterrestre. Los factores culturales, sociales e históricos podrían resultar fundamentales en el modo en el que cada sociedad de la Tierra encaje, procese y asuma la noticia.

¿Se encogerá la sociedad de hombros en sentido figurado o se producirá una respuesta más «sísmica»? Esta pregunta seguirá por ahora en manos de los autores de ciencia ficción

Mientras, la búsqueda continúa...

publicado: 2018-03-01
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