A diferencia de evaluaciones anteriores de los efectos de los extremos climáticos en las personas, que se centraban principalmente en el impacto de las temperaturas, este
estudio abordó la vulnerabilidad de la población a cada riesgo, basándose para ello en un exhaustivo conjunto de datos de observación sobre pérdidas ocasionadas por catástrofes de índole climática, procedentes de bases de datos sobre distintos tipos de desastres.
Los investigadores analizaron el grado de exposición de la población europea a riesgos climáticos, expresado como la cantidad de muertes anuales agrupadas en periodos de treinta años hasta el 2100 (2011–40, 2041–70 y 2071–100) y comparadas con el periodo de referencia de base (1981-2010). Basándose en la investigación llevada a cabo en el marco del proyecto europeo ENSEMBLES, ya finalizado, el equipo combinó registros sobre catástrofes con proyecciones demográficas y de riesgos de alta resolución.
Formular una proyección sólida
Para confeccionar su instrumento de modelización de predicciones, el consorcio se centró en los riesgos de mayor impacto, tales como olas de calor y de frío, incendios forestales, sequías, desbordamientos de ríos, inundaciones de costas y huracanes. A continuación, estudió las variaciones espacio-temporales que se producirían si las emisiones de gases de efecto invernadero se mantuviesen en un «escenario sin cambios».
Por otra parte, los socios examinaron las dinámicas demográficas a largo plazo empleando una plataforma de modelización territorial para determinar el impacto de los flujos y la densidad de población en los niveles de exposición. El equipo se sirvió de más de 2 300 registros correspondientes al periodo de referencia para determinar la vulnerabilidad a los extremos climáticos.
Un impacto de gran trascendencia
Según afirman los autores, su estudio demuestra que «salvo que pongamos freno al calentamiento global con urgencia y adoptemos medidas adecuadas de adaptación, alrededor de trescientos cincuenta millones de europeos podrían verse expuestos a extremos climáticos perjudiciales todos los años de aquí a final de siglo, así como a cincuenta veces más víctimas mortales que en la actualidad».
A pesar de que el estudio no ahonda en la dimensión social, el equipo señala que los sectores más vulnerables de la sociedad sufren un mayor riesgo: las tercera edad, las personas con enfermedades que merman su capacidad psicológica y conductual de termorregulación y la población más pobre y con menos acceso a tecnologías privadas de mitigación de las consecuencias de las catástrofes. El envejecimiento de la población podría agravar el impacto de las catástrofes climáticas, mientras que los desarrollos tecnológicos podrían mejorar las medidas de adaptación y mitigar los efectos. Resta determinar el equilibrio entre ambas fuerzas.
Los investigadores admiten que su estudio adolece de un punto débil por diseño —la incertidumbre que plantean los datos de observación y las proyecciones—, pero recalcan que las estimaciones de riesgo empleadas se basan en las dos bases de datos sobre catástrofes más completas que existen y que para realizar las proyecciones han utilizado los métodos más avanzados. Los datos recabados por el proyecto financiado con fondos europeos ENSEMBLES (ENSEMBLE-based Predictions of Climate Changes and their Impacts), llevado a cabo entre 2004 y 2009, sustentan el estudio descrito.
Para más información, consulte:
Sitio web del proyecto en CORDIS