El proyecto financiado con fondos europeos TRACSYMBOLS, concluido en 2015, investigó herramientas de pintura, puntas de lanzas, cuentas y grabados en cáscaras de huevos de avestruz de varios yacimientos arqueológicos de Sudáfrica en busca de los primeros símbolos empleados por Homo sapiens. También estudiaron el empleo de ocre, un mineral terroso rico en óxido de hierro, un tema al que han regresado recientemente.
En un artículo publicado en la revista de acceso abierto
«PLOS ONE» miembros del proyecto TRACSYMBOLS explican que el ocre es abundante en los yacimientos mesolíticos. El estado en el que se suele encontrar, fragmentos modificados por abrasión y amolado para producir polvo rojo y objetos tintados de ocre como herramientas líticas y óseas, impulsó a los investigadores a utilizar su presencia como un indicador de comportamientos humanos modernos mediados por símbolos.
Es esta última investigación, el equipo analizó la mayor colección de ocre mesolítico del este africano de la cueva de Porc-Epic (Etiopía) donde se descubrieron cuarenta kilos de ocre trabajado durante un periodo de al menos cuatro mil quinientos años hace cerca de cuarenta mil años.
Para desentrañar cómo se procesó el ocre y conocer mejor su uso, el equipo analizó 3 792 trozos mediante caracterización óptica, microscopía, análisis de texturas de superficies, análisis morfológicos y morfométricos y replicaron las técnicas de rallado.
Uno de los descubrimientos fundamentales fue que los humanos de esta época podrían haber obtenido, tratado y utilizado los mismos tipos de ocre durante este periodo de cuatro mil quinientos años. Los investigadores concluyeron que dadas las cantidades descubiertas, su utilización apunta a la «expresión de una adaptación cultural cohesiva, compartida en gran medida por todos los miembros de la comunidad y transmitida de manera consistente en el tiempo». Otros fragmentos de ocre muestran el empleo de piedras de amolar, muy probablemente para producir polvos, lo cual encaja con las hipótesis en cuanto al uso de polvos como ornamento por ejemplo en el cuerpo, si bien no se descarta un empleo más funcional.
La posible reescritura de la historia evolutiva
El proyecto original TRACSYMBOLS se propuso explorar la aparición de innovaciones culturales fundamentales en África y Europa entre hace ciento sesenta mil y veinticinco mil años. Sus excavaciones arqueológicas en África se concentraron en la Provincia Occidental del Cabo (Sudáfrica). El equipo complementó su labor arqueológica con indicadores paleoclimáticos que mostraron la evolución de los regímenes de temperatura, vegetación e incendios. La introducción de esta información en modelos informáticos ofreció un conocimiento más detallado de la relación entre los sistemas adaptativos humanos del pasado y los entornos en los que evolucionaron.
Los descubrimientos permitieron concluir que el Homo sapiens ya utilizaba símbolos hace 75 000 años, y es posible que incluso hace 100 000 años. La cronología es importante pues sugiere que para cuando el Homo sapiens dejó África durante el periodo comprendido hace entre ochenta mil y sesenta mil años, ya era «moderno». Hasta ahora se pensaba que los logros culturales y tecnológicos más importantes del Homo sapiens surgieron en Europa hace cuarenta mil años. Es más, esta modernidad podría haber contribuido a asentar su dominio en toda Europa.
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