Tendencias científicas: La coulrofobia no es motivo de risa

Ahora que nos adentramos en la temporada de Halloween, han aparecido numerosos «payasos diabólicos» en países angloparlantes. Se trata de un fenómeno que ocurrió primero en los Estados Unidos y ahora se ha difundido por el Reino Unido, Canadá y Australia. Se ha confirmado que la mayoría de los casos son falsos imitadores. No obstante, producen en las víctimas una angustia y ansiedad que es muy real, por lo que hay cada vez más interés en las razones científicas y psicológicas por las cuales los payasos pueden causar sensación de terror a tantas personas.

Todo comenzó en agosto de este año en Carolina del Sur (Estados Unidos), con testimonios escalofriantes de que algunas personas disfrazadas de payaso amedrentaban a niños, invitándoles a adentrarse en el bosque. Desde entonces, ha habido en todo el país cientos de casos de payasos que asustan y amenazan a personas, algunos incluso blandiendo armas. Actualmente los casos de payasos trascienden casi diariamente en los canales de noticias de Reino Unido, Canadá y Australia.

Según los psicólogos, el terror a los payasos es una fobia muy común denominada coulrofobia. Los síntomas pueden ser leves, por ejemplo, la aparición de la imagen de un payaso en el vivir diario causa en el individuo una inquietud y ansiedad de leve a moderada (el autor de este artículo se encuentra en esta categoría), pero las reacciones pueden ser mucho más graves. En este caso, un individuo podría, por ejemplo, no acudir a ningún cumpleaños infantil por el miedo que siente ante la posibilidad de ver a un payaso. Además, la coulrofobia tiende a ser de larga duración. Es una fobia que comienza en la infancia y persiste hasta bien entrada la adultez.

Raíces biológicas más profundas

¿Es siempre la coulrofobia una afección condicionada o existe una explicación biológica más profunda de por qué por intuición desconfiamos de los payasos? Otra fobia común es la aracnofobia, considerada un vestigio innato de la evolución que protege de los peligros de animales amenazantes y peligrosos. Según algunos psicólogos y antropólogos, las imágenes de payasos desencadenan algunas de nuestras respuestas universales a ciertos estímulos sociales.

Según declaró Paul Salkovskis, del Centro de Trastornos de Ansiedad y Traumas del Hospital de Maudsley, en Londres: «Es habitual que cause temor aquello que es diferente de algún modo, que resulta desconocido e inquietante». Efectivamente, un estudio realizado por la Universidad de Sheffield en 2008 que incluyó a 250 niños de 4 a 16 años de edad concluyó que todos los grupos de edad sentían antipatía por los payasos. El objetivo del estudio era mejorar la decoración infantil de un hospital y permitió ver que si las paredes de las salas estuvieran decoradas con imágenes de payasos podían causar inquietud y ansiedad en los pacientes. Se continuaron examinando los resultados y se concluyó que la sensación de miedo e inquietud surgía de una «familiaridad indefinida».

¿Qué significa ello en la práctica? En la comunidad científica existe un amplio consenso sobre el hecho de que la coulrofobia surge porque no es posible conocer exactamente qué esconde el colorido maquillaje y los desproporcionados rasgos faciales de los payasos. Estas características permiten a los payasos adoptar una nueva identidad y no cumplir con ciertos patrones sociales que no sería posible de otra forma en la vida «normal».

¿Qué hay detrás de la máscara?

En 1961 el antropólogo Claude Levi Strauss se refirió a la «libertad» asociada a llevar una máscara. Según dijo: «Cuando un rostro está cubierto con una máscara, se elimina de la interacción social la parte del cuerpo donde [...] la persona puede transmitir intencionadamente o mostrar a los demás su actitud y sentimientos». Sigmund Freud también escribió sobre el efecto del «valle inquietante», un concepto que plantea que algo muy conocido pero al mismo extrañamente inusual causa rechazo y produce una sensación inquietante y contradictoria: la disonancia cognitiva.

Este concepto puede aplicarse sin problema a los payasos. Según el psiquiatra Steven Schlozman de la Facultad de Medicina de Harvard, la sonrisa permanente y horripilante puede producir disonancia cognitiva en nuestra mente: «Nuestra mente interpreta que las sonrisas en general son positivas; no obstante, no es posible sonreír todo el tiempo, porque de ser así, algo falla. Gracias al comportamiento de las personas podemos interpretarlas, pero si el aspecto de las personas o su comportamiento no varían, se convierten en terroríficas».

Es cierto que el aspecto y las imágenes de los payasos pueden producir una sensación natural de desconfianza y ansiedad, pero también debe tenerse en cuenta que los estímulos sociales pueden intensificar un terror como la coulrofobia. Para muchos, un buen ejemplo fue la excelente y al mismo tiempo aterradora interpretación de Tim Curry en su papel del payaso Pennywise en la serie televisiva «It» de Stephen King en 1990.

El fenómeno de los payasos diabólicos de 2016 no parece que vaya a remitir y, con la nueva versión de «It» a ser estrenada en las salas cinematográficas en 2017, posiblemente aparezca una nueva generación de coulrofóbicos.

publicado: 2016-10-14
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