Adoptar un enfoque social para comprender mejor una historia compleja

Al examinar la historia a través del prisma de aspectos sociales tradicionalmente inexplorados, los investigadores de este proyecto financiado por la Unión Europea desvelan los factores reales que ocasionaron la caída de los regímenes comunistas de Europa central y del este.

Es de sobra conocido que los regímenes comunistas de Europa central y del este se desintegraron a partir de 1989, pero lo que no está tan claro, y puede incluso que hayamos estado equivocados al respecto, es el porqué. Para arrojar luz sobre lo que ocurrió en realidad, el proyecto RESOCEA ha ido más allá de la tradición histórica de examinar esta época a través de una lente política comparativa para tratar de comprender mejor la dinámica y el cambio social que se produjeron en Europa central y del este durante ese tiempo de gran inestabilidad.

El equipo del proyecto se propuso revisar la visión tradicional del régimen y de la sociedad en los países comunistas; para ello, volvió a narrar la historia a través del prisma de ámbitos sociales tan inexplorados como el conflicto entre ciencia e ideología, los accidentes industriales, el proceso migratorio, la movilidad internacional, los conflictos generacionales y culturales, y la contradicción entre el impulso de la eficacia económica y el sesgo ideológico.

Los investigadores analizaron la relación entre el régimen y la sociedad comunistas utilizando una metodología innovadora que se centró en lo que denominaron «el concepto del incidente» dentro del marco de situación-acontecimientos y el «gran acontecimiento». «Un los principales retos a los que nos enfrentamos, que también resultó ser un factor determinante para nuestro éxito, fue canalizar e interpretar la abundancia de material empírico a nuestra disposición para conectar los relatos y hechos individuales a nivel de microescala con fenómenos y explicaciones sociales a nivel de macroescala», explica el investigador principal del proyecto RESOCEA, el profesor Ivaylo Boyanov Znepolski.

El profesor Znepolski, al mando del proyecto, contó con la ayuda de cuatro investigadores expertos procedentes de antiguos países comunistas. Cada uno de los investigadores se ocupó de un país examinando los aspectos locales de la caída de los regímenes comunistas. Al término de la investigación, se publicó un documento comparativo en el que se vinculaban los cinco estudios de casos.

Desmontar los mitos

Uno de los principales resultados de este proyecto fue el desmentido de varios mitos populares. Por ejemplo, durante mucho tiempo se ha sostenido que la caída del comunismo en Europa central y del este fue un acontecimiento inesperado y que las personas que vivían en los países que conformaban el antiguo bloque soviético recibieron la libertad como un regalo. «Lo que hallamos es una prueba definitiva de que nada de lo ocurrido en 1989 fue “inesperado” y, de hecho, fue más bien todo lo contrario», afirma Znepolski. «Al observar los cinco estudios de casos en conjunto, queda claro que el cambio es un proceso continuo y que lo que se conoce como “el gran acontecimiento” de 1989 no fue un punto de inflexión sino, sencillamente, un modo de identificar o dar un nombre al cambio desde la perspectiva de la historia».

Otro resultado sorprendente del proyecto fue que, a diferencia de lo que se suele pensar, los regímenes comunistas de Europa central y del este no ejercían un control total sobre la sociedad. Gracias a un exhaustivo análisis de la vida cotidiana bajo el régimen comunista, los investigadores del proyecto RESOCEA revelaron la existencia de una red ramificada de microcentros de poder, cada uno de los cuales conseguía apaciguar diversos aspectos del supuesto puño de hierro con el que actuaban los regímenes comunistas.

El talón de Aquiles

Así pues, si no fue un cambio repentino ni la oposición a un control férreo por parte del gobierno, ¿qué provocó la caída de estos regímenes?

Según Znepolski, el sistema comunista padecía un defecto antropológico primordial: su incapacidad de incentivar a las personas para que mostrasen iniciativa y desarrollasen su talento creativo. Esta fue la chispa que provocó una reacción en cadena. «Este factor en concreto provocó continuas tensiones entre individuo y sistema y, a la larga, hizo que el régimen perdiese el apoyo de su propio grupo de adeptos iniciales, las personas en cuyo nombre había tomado el poder y que deberían haberse beneficiado directamente de su existencia», afirma Znepolski.

A esta ola de inconformismo, hay que sumar la creciente popularidad de los canales de publicidad no oficiales y una serie de cambios y transformaciones sociales que tuvieron lugar en todos los ámbitos de la sociedad; lo que parecía unas pocas nubes en el horizonte fueron elementos que se combinaron para formar la tormenta perfecta y llevarse por delante a los regímenes comunistas.

Para más información, consulte:
sitio web del proyecto

publicado: 2016-08-23
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