Las comunidades agrícolas de la Pequeña Edad del Hielo
Un estudio financiado con fondos de la Unión Europea sobre el estilo de vida de una comunidad de colonizadores agrícolas de una aldea postmedieval podría ampliar el conocimiento que se posee del pasado más reciente. Las variables demográficas, las enfermedades comunes y los recursos alimentarios son algunos de los indicadores empleados en el estudio.
Las excavaciones en la aldea neerlandesa de Middenbeemster, fundada a
principios del siglo XVII, ha sacado a la luz cuatrocientos
enterramientos de distintas épocas. La osteoarqueología, el estudio
científico de restos óseos humanos, es capaz de responder a cuestiones
sobre la movilidad, la demografía, la dieta, la actividad y la salud de
esta comunidad. Es más, un análisis osteoarqueológico resulta útil para
estudiar los efectos de la Pequeña Edad del Hielo en los Países Bajos.
Este periodo frío comprendido entre 1550 y 1850 de la era moderna
provocó que las temporadas de cultivo fueran más cortas y menos fiables y
que aumentara la incidencia de inundaciones. Las consecuencias fueron
devastadoras, y generaron hambrunas y una mortandad elevada.
El proyecto MB OSTEOARCHAEOLOGY (Osteoarchaeology of the Dutch Middenbeemster post-medieval cemetery: Lifeways of a colonizing farming community during the Little Ice Age) se puso en marcha con varios objetivos, entre ellos crear un inventario de huesos y dientes, generar un análisis de isótopos de nitrógeno y carbono estables, introducir datos y realizar análisis de datos estadísticos.
El equipo descubrió que la conservación de los huesos era entre buena y muy buena y que la mayoría eran esqueletos parcial o totalmente completos. La relación entre esqueletos masculinos y femeninos apunta a una distribución prácticamente equilibrada. Las investigaciones apuntan a una higiene dental deficiente y a una elevada incidencia de la artrosis.
Se extrajeron muestras pequeñas de hueso de los ciento cincuenta esqueletos mejor conservados de ambos sexos y de todas las edades que se sometieron a análisis químico para reconstruir su dieta. Los investigadores descubrieron en estos restos una ingesta considerable de proteína animal y apenas trazas de consumo de productos del mar. La mayoría de los niños tomaban leche materna hasta los dos años. Si bien la comunidad estudiada se enfrentó a múltiples penurias, estas no les afectaron tanto o no les produjeron tantas consecuencias como a otras poblaciones. Es incluso probable que tuvieran acceso a una dieta más estable y de mayor calidad.
Los datos del estudio ofrecen una gran cantidad de conocimientos sobre el modo de vida de los habitantes de Europa occidental en el siglo XIX, momento en el que la industrialización y la urbanización estaban provocando un cambio en la vida y la dieta.
publicado: 2016-03-04