Fijar la atención desvirtúa la imagen
Los científicos sostienen desde hace tiempo que en la primera fase del procesamiento visual nos formamos una imagen de la escena en su conjunto, y en fases posteriores nos centramos en partes de dicha escena para extraer información útil a efectos conductuales. Un proyecto financiado por la Unión Europea ha empleado técnicas avanzadas de neurorradiología funcional para sustentar una hipótesis alternativa.
La localización visual de objetos en el espacio requiere la integración
de información sobre la posición de la cabeza, la posición de los ojos y
la localización física del estímulo en la retina. Estudios recientes
contradicen los modelos anteriores al sugerir que los mapas neurológicos
del espacio visual no dependen exclusivamente de las proyecciones
retino-corticales, sino que también se ven afectados por factores
contextuales, como la información sobre la profundidad o los procesos de
atención durante las fases más tempranas de procesamiento.
Los investigadores del proyecto financiado por la Unión Europea «Attention warps early sensory maps» (AWESOME) emplearon avanzadas técnicas conductuales y de neuroimagen para estudiar de manera sistemática los sustratos neurales de la percepción del espacio visual. Se sometió al sujeto a estímulos en forma de breves destellos durante cambios en la atención o la dirección de observación, y se midieron los cambios fisiológicos resultantes, como los reflejos de la pupila o el efecto en los mapas retinotópicos. La técnica de adquisición de imagen por resonancia magnética funcional (RMf) ayudó a determinar si la representación de los destellos de luz en los mapas retinotópicos se corresponde con la posición real o percibida de los estímulos.
Los investigadores desarrollaron un novedoso algoritmo para decodificar las respuestas de la RMf en las áreas visuales tempranas en un mapa del espacio representado. De los resultados se desprende que los mapas espaciales percibidos son tremendamente flexibles y los estímulos se reorganizan dependiendo del contexto conductual. Experimentos conductuales adicionales revelaron una importante correlación entre las distorsiones espaciales y los cambios en la atención, lo que indica que los efectos de esta última pueden hallarse ya en las primeras fases de procesamiento visual, esto es, en el propio ojo, ya que hasta el reflejo fotomotor más primario se ve afectado por el contexto conductual del sujeto.
Mediante un acto reflejo e involuntario, el diámetro de la pupila se modula automáticamente en función de la luz ambiental. No obstante, el equipo de investigadores de AWESOME descubrió que la regulación del tamaño de la pupila se intensifica o inhibe dependiendo de si la atención del sujeto se encuentra en la fuente de luz o en otro punto. En términos generales, el tamaño de la pupila no solo depende de la luz sino también de su interpretación perceptiva, como evidencia el hecho de que se contrajo cuando al sujeto se le mostraron fotografías del sol.
Estos resultados pioneros se han publicado en prestigiosas revistas científicas con revisión por pares y se han presentado en ocho simposios internacionales, generando un creciente interés.
Los hallazgos de AWESOME poseen una gran relevancia clínica. Si el procesamiento sensorial se ve tan afectado por la atención y el comportamiento, cabe argumentar que los déficits en dichos ámbitos pueden afectar a las habilidades sensoriales básicas. Este descubrimiento podría abrir nuevas vías de investigación de tratamientos de enfermedades del espectro del autismo y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
publicado: 2015-06-12