Cómo afrontar múltiples incertidumbres
Una investigación pionera ha descubierto la relación que existe entre la concurrencia simultánea de la pobreza, los conflictos armados y las catástrofes naturales, por un lado, y el efecto que genera en el bienestar de los hogares, por otro.
Los ciudadanos de países en desarrollo a menudo se enfrentan a múltiples factores de incertidumbre, tales como los cambios climáticos repentinos y los conflictos armados, que pueden tener lugar de forma simultánea. La combinación de encontrarse en una situación de vulnerabilidad económica, de inseguridad política y, a la vez, sufrir catástrofes naturales puede resultar devastadora para el modo de vida general de las personas. No se ha llegado a examinar concretamente cómo lidian las comunidades y los hogares con dichas circunstancias.
A la luz de lo anterior, el proyecto «Poverty in the face of conflict» (POVCON), financiado por la UE, investigó exhaustivamente cómo afectan los conflictos armados al modo en que las personas afrontan los distintos niveles de incertidumbre. Más en concreto, dicho proyecto se centró en el efecto que generan la violencia política y la sequía en la nutrición infantil. El contexto de análisis que se empleó fue el de Andhra Pradesh, un estado del sur de la India.
Dicho estudio arrojó dos resultados importantes. La primera conclusión es que la sequía tiene efectos negativos en la nutrición infantil únicamente si tiene lugar en comunidades afectadas por conflictos armados. La segunda conclusión es que la violencia política tiene efectos devastadores en la nutrición infantil dado que merma la capacidad de afrontar la sequía.
Otro hallazgo importante que se desprende del estudio es que en el período de cese de hostilidades se logran revertir los efectos perniciosos de la sequía. Más aún, el aislamiento que sufren los hogares como resultado de un conflicto tiene consecuencias en la capacidad de afrontar con éxito las adversidades debido a que queda restringido el acceso a bienes y servicios públicos.
Otro aspecto que examinó dicho proyecto es cómo se ven afectadas las expectativas económicas. En primer lugar, los habitantes de zonas de conflicto perciben como más alta la probabilidad de que el resultado final sea negativo que aquellos que viven en zonas con un nivel bajo o nulo de conflicto. En segundo lugar, incluso trascurridos cuarenta años de un conflicto armado, las personas siguen mostrándose sensibles a los cambios en la configuración de los patrones de conflicto, lo cual apunta a que sería posible una recuperación a corto plazo y a que los efectos negativos que generan en la percepción de la vida y la sensación de desesperanza (al menos parcialmente) son reversibles.
Se pueden extraer lecciones importantes de los hallazgos cosechados por este estudio acerca de cómo gestionar el impacto de los conflictos y las fuentes de incertidumbre en el seno del hogar.
publicado: 2015-04-09