La influencia de la postura en niños sobre la capacidad para identificar objetos
El robot iCub contribuyó a conocer mejor los procesos de asociación entre objetos y palabras gracias a la labor conjunta de los proyectos ITALK y POETICON++.
La capacidad para, en distintas condiciones de visión, reconocer miles
de objetos, nombrarlos y asociarlos con recuerdos se da por hecha sin
que haya sido estudiada al detalle. Es bien sabido que el conocimiento
descendente que surge de experiencias previas con nuestro entorno
desempeña una función clave en este proceso. Cabe preguntarse cuáles son
los procesos en marcha cuando no existe este conocimiento previo, por
ejemplo, cuando los niños empiezan a establecer correspondencias entre
las palabras y los objetos. ¿Se basa el proceso de aprendizaje
únicamente en la repetición de asociaciones entre palabras y objetos, o
influyen también la ubicación espacial y la postura del cuerpo?
Científicos de la Universidad de Indiana se asociaron con dos
proyectos financiados con fondos europeos, ITALK y POETICON++, para
ejecutar varias pruebas en un modelo de robot humanoide y verificar
después los resultados en estudios con niños. Con el robot se llevaron a
cabo varios experimentos. Uno de ellos implicó la ubicación de dos
objetos distintos a la derecha y a la izquierda del robot de forma que
obligaba a este a situarse de manera distinta para ver uno u otro. Al
girar a la izquierda se pronunciaba el nombre del objeto a este lado,
mientras que si el robot giraba a la derecha se pronunciaba el objeto de
la derecha.
Tras repetir las dos presentaciones de los objetos varias veces, el
equipo continuó sin que hubiera ningún objeto a la vista y después con
los dos objetos visibles pero sin nombrarlos. Por último, se cambiaron
las ubicaciones de los dos objetos y el robot siguió estableciendo la
conexión correcta entre nombre y objeto en el 71 % de las pruebas.
Cuando la variable del cuerpo se eliminaba de todos los experimentos,
este porcentaje sólo alcanzaba el 46 %. Los experimentos con niños
ofrecieron resultados muy similares.
«Este estudio muestra que el cuerpo influye en el primer aprendizaje
del nombre de los objetos, y cómo los bebés se sirven de la colocación
de su cuerpo para establecer nexos entre ideas», afirmó Linda Smith, de
la Universidad de Indiana y responsable del estudio. «Varios estudios
sugieren que la memoria está estrechamente asociada a la ubicación de
los objetos, pero nadie ha estudiado la influencia de la posición del
cuerpo o si al mover el cuerpo se induce el olvido».
El robot utilizado en el estudio es iCub, un robot humanoide
desarrollado por el proyecto financiado con fondos europeos RobotCub y
utilizado en más de veinte laboratorios de todo el planeta. Este robot,
dotado de movimientos corporales de gran realismo, también es una pieza
básica de los proyectos ITALK y POETICON++, que lo programaron para que
lograse obtener capacidades cognitivas y conductuales complejas basadas
en la forma en la que los niños aprenden a hablar.
«La creación de un modelo robótico dedicado al aprendizaje infantil
podría contribuir enormemente a conocer cómo funciona el encéfalo de los
más jóvenes», concluye la Sra. Smith. Si bien aún es preciso realizar
investigaciones adicionales para determinar si las implicaciones de la
postura en el aprendizaje se limitan a los niños, este vínculo podría
tener importantes consecuencias. Muchos problemas relacionados con el
desarrollo de las capacidades motoras están asociadas a afecciones del
desarrollo cognitivo, una relación que aún hay que esclarecer. Se espera
que este estudio contribuya a ampliar los conocimientos en este campo.
publicado: 2015-04-02