Estudiar la composicionalidad en los niños
Un estudio financiado por la Unión Europea analizó la forma en que los niños aprenden los conceptos de «igual» y «diferente».
La composicionalidad consiste en la capacidad para combinar ideas
conocidas con el fin de crear nuevos conceptos. Por ejemplo, el término
«diferente» se conforma al conjuntar las acepciones de «igual» y «no».
Un estudio dotado con fondos de la UE y denominado «Compositionality in
infants» (COIN) investigó tanto si los menores se sirven de símbolos
distintos a nivel cognitivo para representar ambas nociones como si
otorgan a «diferente» el significado de «no igual».
Las investigaciones previas sugerían que los niños pueden aprender
el modo en que determinados elementos permiten prever un suceso. Un
ejemplo de esto sería que eran capaces de inferir que algunas vocales
anticipaban la aparición de una marioneta en un punto concreto de una
pantalla, pese a que no pudieron aprender de forma simultánea que las
diferentes vocales indicaban diversos tipos de títeres. Cabía la
posibilidad de que esto indicara que los menores no pueden aprender dos
conceptos a la vez.
Con el propósito de dilucidar esta cuestión, los investigadores
realizaron pruebas para determinar si los niños de catorce, dieciocho y
veinticuatro meses de edad podían comprender que la fotografía de un
perro implicaba que un objeto iba a aparecer en el margen derecho y que
la de un coche suponía que el objeto surgiría por la izquierda. El
equipo del proyecto descubrió que estos menores sólo podían aprehender
la relación asociada a la primera imagen, con lo que se confirmó la
hipótesis de que no disponen de la capacidad para asimilar dos conceptos
de forma conjunta.
Dado esto, los investigadores llevaron a cabo un nuevo experimento
para determinar si los niños de estas edades interpretaban la noción de
«diferente» como un concepto distinto o como «no igual». Para ello,
adaptaron los paradigmas de emparejamiento con la muestra
(Match-to-Sample, MTS) y no emparejamiento con la muestra
(Mismatch-to-Sample, mMTS), de uso habitual en los experimentos con
animales.
En ambos planteamientos, los investigadores enseñaron a los
participantes una muestra (A) y dos posibles correspondencias (A y B).
Así, estudiaron el seguimiento ocular de los menores para determinar si
estos asimilaban cada uno de los paradigmas y la forma en que lo hacían.
Los resultados mostraron que los niños de más de catorce meses podían
aprender ambos paradigmas, aunque las evidencias sugieren que conciben
el paradigma de «diferente» como «no igual». Otros estudios apuntan a
que los niños pueden entender los vocablos «igual» y «diferente» entre
los tres y los cuatro años de edad, pero que no desvinculan ambos
conceptos hasta alrededor de los cinco años.
Los resultados de esta iniciativa arrojan luz sobre el modo en que
los bebés aprenden la composicionalidad, una capacidad central de la
productividad humana. A pesar de que los investigadores no han
encontrado signos de composicionalidad anteriores al desarrollo del
lenguaje propiamente dicho, el equipo prosigue con su trabajo en pos de
un mayor grado de entendimiento de esta relación clave.
publicado: 2015-02-06