Lucy in the Sky with Diamonds: por qué los viajes de ácido duran tanto
Investigadores de los Estados Unidos han desentrañado de qué manera el compuesto dietilamida de ácido lisérgico (LSD) se une a los receptores de serotonina en el encéfalo y por qué resulta tan potente.
¿Por qué se han generado tantos mitos urbanos y se han compuesto tantas canciones dedicadas al LSD? Las simulaciones de dinámicas moleculares sugieren que las cinéticas de unión lentas del LSD pueden deberse a una «tapa» formada por el segundo bucle extracelular (EL2) en la entrada de la cavidad de fijación. Dicho de otra forma, los descubrimientos, publicados en la revista «Cell», muestran que cuando el compuesto del LSD se une al receptor de serotonina, parte de este se dobla sobre el LSD y lo fija firmemente, permitiendo así que la droga se afiance en el encéfalo durante varias horas, incluso hasta doce en ocasiones.
«Está atrapada en el receptor y no puede salir». En estos términos describe sus observaciones Bryan Roth, coautor sénior del estudio y profesor de Farmacología en la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos).
El LSD es una droga psicodélica de gran intensidad que altera la cognición y la percepción. Su máxima popularidad a nivel mundial como narcótico recreativo tolerado la alcanzó durante los años sesenta y setenta, en los que se vivió un auge de la contracultura y la moda hippie. No obstante, rápidamente se incluyó en la clasificación I de sustancias controladas en Estados Unidos. Esta clasificación, la más elevada de todos los grupos, indica que la sustancia tiene un alto potencial para el abuso y provoca dependencia psicológica o física intensa.
En 1968 se penalizó la posesión de LSD en Estados Unidos, si bien su uso continuó en el ámbito psiquiátrico, de manera legal y regulada, hasta 1993 en Suiza. Desde entonces, la ciencia ha estudiado su farmacología compleja y sobre todo su posible utilidad para el estudio de la psicopatología y la consciencia humanas.
Tras dos decenios de trabajosa labor de ensayo y error, la comunidad científica ha logrado transformar el LSD y su receptor en un compuesto cristalizado a fin de descifrar su estructura física exacta. El empleo de la cristalografía implica la proyección de rayos X sobre un material para que, a partir del patrón de difracción resultante, se calcule la distancia exacta entre átomos. De este modo se averiguó que las células encefálicas acaban por responder a la molécula unida absorbiendo el receptor y, acto seguido, descomponiendo el LSD.
«Mucha gente que consume esta droga no es consciente de cuánto duran sus efectos», advirtió Roth, cuyo interés en el tema surgió tras conocer de cerca y personalmente en su juventud a varias personas de fiesta en los notorios conciertos de Grateful Dead. Estos conciertos estuvieron relacionados inexorablemente con el LSD en los Estados Unidos y supusieron una red primordial de distribución de LSD hasta la década de los noventa.
Los estudios moleculares y cristalográficos no son capaces de explicar el funcionamiento exacto del sistema nervioso central, pero sí que ofrecen información sobre los efectos alucinógenos. Los químicos podrían por ejemplo producir versiones del compuesto con efectos de menor duración más adecuados para su empleo clínico contra la ansiedad o el trastorno por estrés postraumático.
publicado: 2017-02-03