Una investigación nueva advierte del mayor riesgo de huracanes en el noreste de los Estados Unidos

Una investigación nueva publicada por el proyecto financiado con fondos europeos HURRICANE señala que la costa nororiental de los Estados Unidos podría sufrir huracanes más potentes con mayor frecuencia debido a cambios en los patrones meteorológicos.

Durante los últimos cuatrocientos cincuenta años, los huracanes se han desplazado gradualmente desde el Caribe occidental hacia la zona septentrional de Norteamérica, según se indica en una investigación financiada a través del proyecto HURRICANE y dirigida por la Universidad de Durham (Reino Unido).

El equipo del proyecto sugiere que este cambio en las trayectorias de los huracanes se debe a la expansión de los cinturones de circulación atmosférica provocada por el aumento de las emisiones de dióxido de carbono. Esta deriva no resulta en absoluto halagüeña para ciudades como Nueva York o Boston, situadas en la costa nororiental, ya que aumentará el riesgo de sufrir estos fenómenos y deberán prepararse para afrontarlos.

Publicada en noviembre de 2016 en la revista «Scientific Reports», la investigación reconstruyó la precipitación originada por los huracanes en el caribe occidental durante los últimos cuatro siglos mediante un análisis de la composición química de una estalagmita obtenida en el sur de Belice. Sus responsables descubrieron que la media de incidencia de huracanes en este emplazamiento se ha reducido con el paso del tiempo. Cuando se comparó el historial de huracanes en Belice con los registros documentales de otros emplazamientos como Florida o Bermudas, salió a la luz que los huracanes atlánticos (Cabo Verde) no están reduciéndose en número sino que se están desplazando hacia el norte.

La influencia de la industrialización

El equipo de investigación descubrió que, si bien el calentamiento natural producido durante siglos ha influido en cierta medida en el desplazamiento de las trayectorias de los huracanes, su actividad se redujo en el Caribe occidental a finales del siglo XIX, fecha que coincide con el desarrollo industrial rápido que experimentó la región al integrarse en la economía mundial. Este crecimiento económico vino de la mano de un aumento de las emisiones de dióxido de carbono y aerosoles de azufre a la atmósfera.

El equipo científico señaló que el enfriamiento regional inicial del hemisferio norte debido a las emisiones de aerosoles con origen industrial debería haber desplazado las trayectorias de los huracanes hacia el sur tras la rápida industrialización. No obstante, la cantidad mayor de dióxido de carbono atmosférico anuló este efecto y amplió la célula Hadley, un patrón de aire circulante en el cinturón tropical de la Tierra. Esta circunstancia desplazó la trayectoria de los huracanes más hacia el norte, alejándolos del Caribe y acercándolos a la costa nororiental estadounidense. Es más, en la investigación se sugiere que, desde finales del siglo XIX, las emisiones antropogénicas han sido la causa principal del desplazamiento de las trayectorias de los huracanes, en lo que supone una alteración de las ubicaciones de los sistemas meteorológicos mundiales.

Sandy como precedente

El huracán Sandy azotó en 2012 el Caribe y gran parte de la costa oriental estadounidense, e incluso alcanzó las provincias costeras orientales de Canadá. Gran cantidad de estados en los Estados Unidos se vieron afectados, especialmente Nueva York y Nueva Jersey. En la tormenta perecieron 233 personas y los daños provocados se calcularon en decenas de miles de millones de dólares.

La Dra. Lisa Baldini, autora principal del estudio, comentó lo siguiente: «La devastación provocada por el huracán Sandy urge a planificar los sistemas de protección ante el efecto que pueden ejercer tormentas con un poder destructivo similar, las cuales podrían producirse con mayor frecuencia en el futuro».

En palabras del Dr. James Baldini, coautor de la investigación: «Las trayectorias de los huracanes se han desplazado hacia el norte desde el Caribe occidental, pero el aumento de las temperaturas en la superficie del mar podría fomentar el desarrollo de tormentas ciclónicas en la zona. Por otro lado, una mayor temperatura también aporta energía adicional y puede contribuir a la generación de tormentas de mayor tamaño. Es necesario por tanto prepararse para la llegada de tormentas más grandes y más frecuentes a la costa nororiental de los Estados Unidos y de tormentas más intensas en el Caribe».

Para más información, consulte:
Página del proyecto en CORDIS

publicado: 2016-12-02
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