El bioterrorismo consiste en utilizar como armas agentes infecciosos u
otras sustancias biológicas o bioquímicas dañinas. Además de sembrar el
pánico, un hipotético ataque contra la agricultura valiéndose de
patógenos vegetales a modo de armas biológicas (es decir,
agroterrorismo) provocaría pérdidas económicas e inestabilidad política.
El proyecto financiado con fondos europeos «Plant and food biosecurity» (
PLANTFOODSEC)
estableció un Centro de Bioseguridad Vegetal y Alimentaria virtual con
el cometido de incrementar el grado de preparación internacional ante
posibles atentados agroterroristas.
En primer lugar, los integrantes del equipo identificaron las plagas
y los patógenos vegetales más peligrosos para los cultivos alimentarios
más importantes, fijando así las prioridades para la investigación y la
política de regulación. Seguidamente estudiaron el patógeno fúngico
Fusarium proliferatum, que destruye cultivos y es dañino para la salud
humana al secretar toxinas cancerígenas, y lo utilizaron como caso
modelo de la posible introducción deliberada de una plaga.
También se puso el foco en la posibilidad de que se usen como armas
biológicas diversos patógenos para los humanos que se transmiten por
alimentos y que pueden causar brotes de enfermedades. Se establecieron
estructuras destinadas a coordinar los programas de vigilancia,
detección y respuesta a enfermedades de toda Europa con vistas a
contener la amenaza planteada por una contaminación deliberada de
alimentos. Se ha desarrollado un plan de evaluación de riesgos
relacionados con el agroterrorismo y se ha creado el marco de una red
virtual (basada en web) de diagnóstico cuyo acrónimo provisional es
EUPFSIS (EU Plant and Food Security Information System).
PLANTFOODSEC ha realizado una labor trascendental de comunicación,
difusión y sensibilización sobre la bioseguridad vegetal y alimentaria
que se espera refuerce la respuesta de las distintas regiones y naciones
frente a las amenazas planteadas por el agroterrorismo.