En los individuos sanos, el encéfalo envía a la médula espinal distintas señales que activan los músculos para ponerse a andar. Pero si hay una lesión en la médula espinal la mayoría de las rutas están cortadas y resulta imposible que ésta reciba información.
No obstante, en un estudio que recibió financiación científica europea a través del proyecto HOW2WALKAGAIN, se descubrió que, si se aplican los estímulos adecuados, el encéfalo puede reconducir esta información por otras rutas. Esta posibilidad hace que el movimiento pueda reestablecerse. Sus resultados se publicaron en la revista
«Nature Neuroscience».
El equipo realizó una serie de experimentos para entrenar a ratas con parálisis permanente para que pudiesen retomar el control de sus extremidades. Los roedores se sometieron a una terapia de rehabilitación asistida por medios robóticos y estimulación electroquímica de la médula espinal. Durante la terapia se estimuló primero la médula espinal con fármacos y a continuación con impulsos eléctricos por debajo de la lesión para activar los músculos de las extremidades traseras.
Se entrenó a las ratas durante nueve semanas para que anduvieran con la ayuda de un arnés de asistencia para vencer la gravedad que les ayudó a mantenerse en pie y avanzar de una forma natural. Los roedores aprendieron poco a poco a controlar sus extremidades traseras sin ayuda del arnés y sin estimulación electroquímica. Nueve semanas después de que se produjese la lesión, las ratas entrenadas podían andar y nadar y habían recobrado un movimiento potente en las patas.
Leonie Asboth, autora principal del estudio, explicó esta sorprendente recuperación en un
fragmento de noticias del Instituto Federal Suizo de Tecnología (EPFL): «Descubrimos en concreto que la corteza motora era capaz de enviar información a los circuitos que se encuentran más abajo de la lesión mediante rutas que no se encuentran cortadas y que se ubican en el tronco encefálico».
El equipo investigador escaneó los encéfalos de ratas sanas y lesionadas mediante un microscopio por haz de luz. Esto permitió comparar las rutas por las que la corteza motora envía información a la médula espinal. Las imágenes tridimensionales confirmaron que, si bien las proyecciones se habían interrumpido tras la lesión, se habían salvado algunas neuronas de una zona del tronco encefálico denominada
formación reticular. La terapia permitió generar nuevas conexiones entre la corteza motora y el tronco encefálico, y desde ahí hasta la médula espinal.
«Al final de la terapia, las ratas, en lugar de sufrir parálisis, eran capaces de andar sin ningún tipo de estimulación electroquímica de la médula espinal, lo cual supone un resultado inédito. El trabajo ofrece información esencial para dar con una aplicación clínica contra las lesiones de la médula espinal en humanos. Por esta razón nos disponemos a ejecutar un ensayo clínico de viabilidad en el hospital universitario de Lausana», añadió en el segmento de noticias el investigador principal del proyecto en el EPFL Grégoire Courtine.
Los conocimientos generados en el proyecto HOW2WALKAGAIN (Mechanisms of recovery after severe spinal cord injury) sobre los mecanismos que dan lugar a la recuperación del movimiento de ratas paralizadas aceleran la implementación clínica de terapias con las que mejorar la calidad de vida de las personas que sufren lesiones medulares.
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