El regreso a casa de un paciente de ictus tras recibir tratamiento supone un momento delicado tanto para él como para su médico, sobre todo si se tiene en cuenta que este último deja de tener acceso a cómo se desenvuelve el paciente en el día a día. Este problema podría desaparecer gracias a un novedoso traje dotado de cuarenta y un sensores que ya está listo para su comercialización.
En un futuro próximo, los pacientes de ictus podrían no necesitar acudir a una clínica para rehabilitarse. Estas clínicas ayudan a los pacientes a adaptarse a su nueva realidad, pero existe un consenso sobre la idoneidad de conocer mejor cómo se desenvuelven estos pacientes cuando no se encuentran en un entorno clínico para abaratar y aumentar la eficacia de los programas de rehabilitación.
A esto mismo se han dedicado Bart Klaassen, doctorando de la Universidad de Twente, y un nutrido equipo de científicos de toda Europa en el marco del proyecto INTERACTION. Su trabajo ha consistido en el desarrollo y la validación de un sistema modular y discreto materializado en un traje dotado de sensores destinado a la vigilancia de las actividades cotidianas y la rehabilitación de la función motora en pacientes de ictus.
Según Klaassen y su equipo, el sistema no tiene precedentes en el mundo. «Existe desde hace tiempo la necesidad de contar con sistemas de este tipo, pero la tecnología no estaba madura —declaró— Las condiciones están cambiando vertiginosamente gracias a los progresos en materia de baterías, componentes ponibles, tejidos electrónicos inteligentes y análisis de datos masivos».
El traje de INTERACTION se probó exhaustivamente en pacientes por un periodo de tres meses durante el cual se les pidió que lo llevaran debajo de su ropa normal. La transmisión, el almacenamiento y el preprocesado de los datos corrieron a cargo de un transmisor portátil capaz de remitir a través de Internet la información recabada a los servidores de procesamiento instalados en la Universidad de Twente. Los cuarenta y un sensores incluidos en el traje vigilan muchas zonas del cuerpo y registran información sobre fuerza, flexión y capacidad musculares.
«Logramos demostrar la transmisión de toda la información, la enorme eficacia del sistema y muchas otras capacidades adicionales —resaltó Klaassen—. Modelamos todos los movimientos pertinentes y pudimos filtrar los datos hasta dejar solo los que resultan de relevancia para el terapeuta. Nuestro proyecto ofrece técnicas y métodos útiles para vigilar pacientes en su hogar durante periodos de tiempo prolongados y señalar las diferencias con respecto a las mediciones que se realizan en un entorno clínico estructurado. La investigación sigue en marcha, y está dedicada ahora a verificar que estos métodos son idóneos para supervisar la rehabilitación».
En la nota de prensa publicada recientemente por la Universidad de Twente no se indica la posible fecha de comercialización. Sin embargo, la participación en el proyecto de aseguradoras y profesionales sanitarios desde sus inicios deja poco margen de duda sobre la celeridad con la que los pacientes de ictus podrán beneficiarse de este progreso tecnológico.
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