Los seres humanos han desarrollado relaciones simbióticas muy estrechas con los hongos a lo largo de su evolución. Las variaciones individuales en el micobioma —esto es, la comunidad fúngica presente en un organismo— influyen en el estado de salud del hospedador. La capacidad de los hongos para colonizar casi cualquier rincón del cuerpo humano sugiere que estos organismos deben poseer mecanismos inmunitarios específicos de adaptación que, cuando se alteran, pueden originar infecciones y enfermedades fúngicas de fatales consecuencias. Esto indica que la susceptibilidad a este tipo de infecciones y dolencias surge a causa de una anomalía subyacente en la respuesta inmunitaria inflamatoria.
El proyecto financiado con fondos europeos
ALLFUN (Fungi in the setting of inflammation, allergy and autoimmune diseases: Translating basic science into clinical practices) se creó con el propósito de caracterizar los mecanismos celulares y moleculares a través de los cuales los hongos comensales o en suspensión contribuyen a la homeostasis inmunológica o a su alteración. A este respecto, el consorcio se sirvió de un enfoque multidisciplinar basado en la biología de sistemas en el que se combinaron conocimientos de genética de los hongos, investigación clínica y modelos animales. El trabajo se centró en levaduras y hongos filamentosos responsables de producir una serie de enfermedades crónicas inflamatorias, autoinmunes y alérgicas.
Los investigadores identificaron y caracterizaron diferentes moléculas fúngicas inmunogénicas tales como proteínas, lípidos y polisacáridos integrantes de las paredes celulares que se emplearon en el desarrollo de kits de diagnóstico ultrasensibles, abordando así una acuciante necesidad médica.
Los estudios sobre células inmunitarias ayudaron a identificar las rutas de señalización que se activan mediante distintos patrones moleculares asociados a patógenos o al peligro al daño tisular. La ratio de quinurenina a triptófano demostró ser un indicador adecuado de la capacidad de los pacientes para afrontar la inflamación provocada por hongos. Disponer de un mayor conocimiento sobre las estrategias de evasión inmunitaria de los hongos podría favorecer el diseño de vacunas antifúngicas. A su vez, el uso de nuevos antagonistas de CCR4 podría extrapolarse en breve al ámbito de la praxis clínica.
Un logro significativo del estudio ALLFUN consistió en el descubrimiento de diversos polimorfismos de nucleótido simple implicados en las enfermedades inflamatorias de origen fúngico. La identificación de genes que condicionan la susceptibilidad de padecer infecciones fúngicas crónicas incrementará el bienestar de los pacientes y propiciará que se les ofrezcan tratamientos personalizados.
En conjunto, los frutos y hallazgos del estudio ALLFUN contribuirán a aumentar la eficacia de los tratamientos para las infecciones provocadas por hongos.