Las hormonas lipídicas y la aterosclerosis
En el marco de un proyecto financiado con fondos europeos se están estudiando los beneficios del palmitoleato para tratar la aterosclerosis y la inflamación. Las nueces de macadamia y el espino amarillo (Hippophae rhamnoides) son especialmente ricos en este ácido graso omega-7, que puede ser beneficioso también para vegetarianos.
Estudios recientes han mostrado que las lipoquinas (especie de lípidos
bioactivos liberada por los tejidos adiposos) pueden influir muy
notablemente en el metabolismo. Las lipoquinas son un tipo de hormonas
que controlan los lípidos. El palmitoleato, una hormona del grupo de las
lipoquinas, migra a los músculos y al hígado, donde mejora la
sensibilidad de las células a la insulina y, en el caso del hígado,
impide la acumulación de grasas. Los investigadores han observado que el
palmitoleato inhibe la inflamación, uno de los principales precursores
de la enfermedad metabólica.
El proyecto financiado con fondos europeos LIPOKINES (The impact of bioactive lipokines on atherosclerosis) investigó la capacidad del palmitoleato para inducir una modificación nutricional en las interacciones entre metabolismo, inflamación y estrés en los cuadros de aterosclerosis.
Los resultados fueron prometedores; el tratamiento nutricional con palmitoleato in vivo podría reducir notoriamente las lesiones ateroscleróticas. Paralelamente, los estudios in vitro revelaron que el palmitoleato ejerce un intenso efecto antiinflamatorio en los macrófagos, suprimiendo la producción de la citoquina responsable de la respuesta inflamatoria (inflamasoma).
Al estudiar el mecanismo por el que el palmitoleato puede propiciar estos cambios beneficiosos, se descubrió que el palmitoleato puede bloquear el estrés en el retículo endoplasmático inducido por lípidos (palmitato o PA), el estrés en dicho retículo por lesiones y la apoptosis. Además, cuando el tratamiento permanente con palmitoleato bloquea la actividad del inflamasoma, se reduce la secreción de interleucina-1 beta en el suero que causa enfermedades autoinflamatorias.
Asimismo, el palmitoleato bloquea la generación de especies reactivas del oxígeno (ERO) inducida por el ácido palmítico desde la mitocondria, tanto en macrófagos primarios derivados de médula ósea y células humanas THP1 como en el músculo liso vascular. La reducción de las células espumosas en las placas ateroscleróticas de ratones tratados con palmitoleato parece deberse a un menor número de macrófagos en las lesiones o bien a una menor acumulación de lípidos en otros tipos de células que se encuentran en dichas placas.
Asimismo, los científicos llevaron a cabo un análisis lipidómico de macrófagos que presentaban una elevada producción de palmitoleato para averiguar la distribución de esta nueva hormona sintetizada entre las distintas clases de lípidos. Uno de los destinos principales era la clase de los fosfolípidos. Un hallazgo aún más interesante es que la acción y la incorporación del palmitoleato a la cardiolipina sugieren una reconfiguración real de la membrana interior de la mitocondria. Ello tendría un efecto muy notable en las respuestas al estrés mitocondrial. Además de acelerar el envejecimiento, la inflamación metabólica se encuentra detrás de multitud de enfermedades crónicas, tales como la obesidad, la aterosclerosis, la diabetes, el cáncer y las enfermedades neurodegenerativas. Por tanto, se prevé que los resultados del proyecto LIPOKINES sean de interés para diversos campos de estudio.
publicado: 2016-03-07