Tomar el control de las emociones
Ejercer un control eficaz de las emociones resulta vital para la salud mental y el bienestar del individuo. Una investigación financiada por la Unión Europea ha generado conocimientos sobre un factor que podría favorecer el éxito a este respecto: la creencia de que la regulación de las emociones es posible.
Para que el propósito de autorregulación resulte fructífero, debe
existir la convicción de que es posible controlar aquello que se desea
cambiar. El proyecto «The role of beliefs about control in emotion
regulation» (BELIEFS AND EMOTIONS) realizó pruebas para determinar si
los individuos que creen en la capacidad para controlar las emociones
tienen mayor facilidad para hacerlo y, de esta forma, experimentar más
sensaciones positivas y reducir su grado de pesimismo.
La iniciativa desarrolló una serie de estudios cuyo fin consistía en modificar las creencias relativas a si es posible o no controlar las emociones. Tras esto, los investigadores estudiaron los efectos causales sobre la consiguiente regulación de las emociones. Los hallazgos indican que la convicción de que las emociones se pueden controlar contribuye a una regulación más efectiva de las mismas.
En una segunda tanda de estudios, los miembros de BELIEFS AND EMOTIONS realizaron pruebas con el fin de determinar si las dotes para servirse de estrategias de regulación eficaces llevan aparejado un mayor grado de éxito, aunque limitando el estudio a los individuos que albergan esta creencia. La revaluación cognitiva representa un ejemplo de estrategia efectiva.
Los sujetos participantes se mostraron más proclives a acotar su pesimismo cuanto más practicaban la revaluación cognitiva y mayor era su creencia de que resulta plausible dominar las emociones. Los resultados extraídos demuestran que es factible regular las emociones de manera eficaz si se cuenta con los mecanismos necesarios para ello —como pueda ser la citada revaluación— y si existe una convicción previa.
A continuación, el proyecto realizó pruebas de índole similar en individuos a los que se había diagnosticado una depresión clínica. En lugar de pedir a los participantes que limitaran sus emociones negativas, este estudio les ofrecía libertad para decidir si intentaban reducir su aflicción o adoptaban una actitud pasiva ante la misma. Los sujetos con depresión se mostraban más propensos a intentar contener su tristeza y lo lograban más fácilmente en la medida en que creían con mayor firmeza en la posibilidad de controlar las emociones.
En términos generales, la labor de BELIEFS AND EMOTIONS puso de relieve el papel que desempeña la convicción de que se pueden controlar las emociones en lo referente a regular éstas. Los hallazgos bien podrían fundamentar el desarrollo de intervenciones que permitan favorecer una regulación efectiva de los sentimientos negativos. Se prevé que los avances en este ámbito redundarán en un beneficio tanto para los miembros de la sociedad afectados por algún trastorno como para los que no los padecen.
publicado: 2015-06-10