La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y su función es protegerlo frente a amenazas externas y patógenos. Este órgano está formado por varias capas, entre las que se encuentra la epidermis (capa más externa), la cual actúa como barrera.
Cuando la piel pierde su integridad, se activa un mecanismo eficaz que comprende varios pasos y garantiza una rápida recuperación. Durante este proceso, las células de la epidermis (queratinocitos) migran hacia la zona dañada y cicatrizan la herida. Para ello, tienen lugar modificaciones morfológicas y del citoesqueleto inducidas por las integrinas y las proteínas G pequeñas de la familia Rho.
Parece que CD98hc es esencial para la cicatrización epidérmica in vivo. Esta molécula actúa como correceptor de la integrina y, al mismo tiempo, regula la actividad de otras proteínas Rho.
Según esto, el equipo del proyecto «Role and regulation of CD98hc and Rho proteins during skin wound-healing» (CD98 RHO SKIN), financiado con fondos europeos, se ha propuesto investigar los mecanismos por los cuales estas moléculas colaboran en la regulación de la fisiología cutánea. En el proyecto se emplean modelos de ratón para describir el papel de CD98hc en la homeostasis y la reparación cutánea.
Los resultados muestran que CD98hc es esencial para una correcta cicatrización y revelan un efecto regulador sobre la actividad de RhoA a través de la concentración de especies reactivas de oxígeno intracelulares. Además, parece que CD98hc regula las propiedades de mecanosensibilidad y mecanotransducción de las integrinas, lo que muestra aspectos novedosos de esta interacción.
Se espera que el estudio de los mecanismos implicados en esta regulación permita conocer datos interesantes sobre la fisiología cutánea. Debido a la enorme relevancia de las lesiones cutáneas y las quemaduras en la práctica clínica, el conocimiento de los mecanismos de cicatrización podría contribuir al diseño de tratamientos novedosos.