Un sistema descontaminante sin compuestos químicos para frutas y verduras 

A chemical-free decontamination system for fruit and vegetables 
El proyecto SAFEBAG está desarrollando un sistema de descontaminación sin compuestos químicos para frutas y verduras frescas que permita atender la demanda del consumidor de productos frescos seguros y nutritivos que, además, tengan un impacto ambiental mínimo.
A nivel mundial se puede observar un número creciente de brotes de 
enfermedades transmitidas por alimentos y asociadas, concretamente, al 
consumo de frutas y verduras «listas para consumir». Los tratamientos 
aplicados en la actualidad, como el lavado con cloro, suelen dejar un 
residuo químico y generar también aguas residuales. Existe una demanda 
creciente de métodos que permitan reducir la cantidad de compuestos 
químicos que se usan en este proceso, lo cual puede conseguir aplicando 
el sistema descontaminante creado en el seno del proyecto SAFEBAG, que 
es, a la vez, eficaz y ecológico.
El equipo de SAFEBAG, dotado con fondos del 7PM, está desarrollando 
un novedoso sistema de descontaminación en el propio envase con el que 
se reducirá la cantidad de compuestos químicos necesarios durante el 
lavado. Dicho sistema se fundamenta en un plasma atmosférico frío que se
 genera en el interior del envase alimentario sellado y que produce 
partículas con carga alta (radicales libres), las cuales perjudican o 
incluso destruyen las posibles bacterias. Algunas investigaciones 
anteriores ya han indicado que este plasma no térmico integrado en el 
envase (un gas energético ionizado) es capaz de reducir notablemente la 
carga microbiana de las frutas y verduras frescas.
SAFEBAG profundiza ahora en esos indicios y realiza nuevas 
investigaciones con las que incrementar al máximo las ventajas de esta 
tecnología. El equipo ha construido un prototipo en fase precompetitiva 
basado en plasma que ya está listo para ensayarse en instalaciones 
industriales para determinar su efectividad a la hora de descontaminar 
frutas y verduras frescas embolsadas.
El proyecto se encuentra en una frase crucial como es la de ensayo, y
 la Dra. Edurne Gastón Estanga, responsable de tecnología alimentaria en
 IRIS (España) y coordinadora de SAFEBAG, cuenta a la revista 
research*eu cuáles son los elementos innovadores de esta tecnología y lo
 que vendrá después de recibir la aprobación por parte de la industria.
¿Cuáles son los objetivos principales del proyecto?
El proyecto tiene el objetivo general de desarrollar un prototipo 
precompetitivo de un proceso novedoso con el que reducir la carga 
microbiana en productos frescos envasados. El proceso se basa en la 
tecnología del plasma atmosférico frío, garantiza la seguridad 
alimentaria y prolonga la vida útil del producto sin alterar su calidad 
ni su perfil nutricional.
Para cumplir esa meta se fijaron cinco objetivos. En primer lugar, 
nos propusimos utilizar una instalación experimental de plasma a escala 
de laboratorio para optimizar los parámetros del proceso de plasma, con 
los fines de alcanzar una eficacia antimicrobiana máxima y conservar la 
calidad y el valor nutricional del producto. El segundo objetivo 
consistía en describir la descarga del plasma físico y correlacionarla 
con la eficacia antimicrobiana a fin de comprender con mayor precisión 
los entresijos del proceso. En tercer lugar, debíamos ampliar la escala 
del proceso hasta un nivel precompetitivo, esto es, diseñar y construir 
un prototipo de unidad industrial. Los últimos dos objetivos eran 
validar el rendimiento del prototipo en la industria de los productos 
frescos y demostrar la viabilidad del prototipo.
¿Por qué es tan importante mejorar los métodos para la descontaminación de verduras?
El cloro es uno de los esterilizadores de más eficacia y su uso está
 generalizado en el sector de los productos frescos. Pese a la estricta 
normativa de seguridad e higiene durante el procesado, en todo el mundo 
se siguen produciendo brotes de enfermedades transmitidas por alimentos,
 y en concreto por frutas y verduras «listas para consumir». Es 
frecuente que surjan riesgos nuevos por cambios en las características 
de los microorganismos relevantes y también del entorno. Reforzar la 
seguridad de estos productos es de suma importancia para poder proteger 
al consumidor, máxime a la vista del consumo cada vez mayor de productos
 frescos envasados.
¿Qué innovaciones y novedades aporta el método del proyecto a la descontaminación?
Ya es innovador el mero hecho de usar plasma atmosférico frío con 
fines de conservación de alimentos. Es una tecnología que se ha sumado 
recientemente a la lista de procesos no térmicos aplicables a los 
alimentos. El método de SAFEBAG también es novedoso porque el plasma se 
genera dentro del envase sellado que contiene el producto, lo cual 
supone un tratamiento rápido que elimina el riesgo de que se produzca 
una contaminación con posterioridad al procesado. SAFEBAG es una 
tecnología de lavado en seco, no térmico y sin compuestos químicos que, 
además, es compatible con la producción en serie y el envasado en 
atmósfera modificada.
¿Cómo funciona exactamente la descontaminación con plasma?
El plasma (denominado el cuarto estado de la materia) es un gas 
energizado por electricidad cuyas moléculas constituyentes se disgregan y
 liberan electrones, radicales, iones positivos y negativos y cuantos de
 radiación electromagnética, si bien algunas moléculas pueden permanecer
 neutras. Hay varias clases de plasma, según las condiciones en las que 
se generen. SAFEBAG utiliza plasma atmosférico (es decir, casi a 
temperatura ambiente) frío y aplica el método de descarga de barrera 
dieléctrica. Cada envase alimentario se trata colocándolo entre dos 
electrodos de alta tensión. El proceso de alta tensión aplicado ioniza 
el gas dentro del campo eléctrico, incluido el gas contenido en el 
interior del envase. Esta mezcla de especies activas es lo que produce 
el efecto antimicrobiano. Las especies reactivas interactúan con la 
superficie alimentaria alterando la estructura de la superficie celular.
 Ello provoca la liberación de componentes celulares, lo que afecta a la
 integridad de las células. También podría producirse un daño al ADN, 
según el tipo de microorganismo. Poco después, el gas activo recupera su
 estabilidad, lo cual es un aspecto crucial. Así, en el producto no 
quedan residuos químicos.
Su propósito es alargar la vida útil y mantener el valor nutricional
 del producto. ¿En qué medida cumple el proyecto ese propósito?
Los trabajos realizados en el laboratorio han deparado resultados 
halagüeños en una serie de frutas y verduras frescas, como las 
espinacas, los tomates «cherry» y las fresas; concretamente, mayor vida 
útil y retención de parámetros clave de la calidad. En algunos productos
 frescos, los resultados han sido menos esperanzadores, por ejemplo, en 
los vegetales de hoja verde. En el sector se trabaja con tal diversidad 
de productos alimentarios, que no hay ningún método de tratamiento 
universal.
¿Qué etapas restan del proyecto? ¿Y a su conclusión?
Ya se ha construido el prototipo precompetitivo, que está listo para
 su validación en un entorno industrial, lo cual consiste en probar la 
tecnología en una gama amplia de productos y condiciones industriales. 
Los ensayos tendrán lugar en las instalaciones de socios de nuestro 
proyecto: Nature's Best (Irlanda) y Verdifresh (España). El control de 
la tecnología en condiciones cuasi-industriales es fundamental para que 
se pueda adoptar satisfactoriamente. Al término de los ensayos de 
validación industrial se dispondrá de nuevas recomendaciones de 
desarrollo y ajustes para la ampliación de la escala, y se tomarán las 
medidas correspondientes.
¿Cuándo calcula que podrá comercializarse este sistema?
Es muy pronto para predecirlo. Nos han llegado manifestaciones de 
interés desde un buen número de empresas de todo el mundo dedicadas al 
tratamiento de alimentos. Habrá que completar las pruebas con el 
prototipo en condiciones industriales y, seguidamente, crear una 
tecnología de nueva generación destinada a satisfacer las condiciones de
 procesamiento a escala comercial. Se prevé que todo ello pueda llevarse
 a cabo en un plazo de dos a tres años.
publicado: 2015-01-27