Por naturaleza, los humanos entienden los problemas y las soluciones 
desde una perspectiva animal, y tienden a considerar los vegetales como 
unos organismos pasivos que no «hacen» gran cosa; pero lo cierto es que 
las plantas se mueven y perciben su entorno, y además lo hacen con gran 
eficiencia.
Barbara Mazzolai , del 
Istituto Italiano di Tecnologia (IIT) coordina el proyecto 
FP7 - 
PLANTOID , financiado a través del programa Tecnologías futuras y emergentes (
TFE)
 . En su opinión, los humanos tienen mucho que aprender de los 
vegetales. «Nuestro propósito es diseñar, elaborar prototipos y validar 
una nueva generación de dispositivos y programas de TIC inspirada en las
 plantas». Según ella, tales tecnologías podrían tener aplicaciones en 
sectores como la agricultura, la medicina e incluso la exploración del 
espacio.
El prototipo de PLANTOID se diseñó con dos raíces funcionales: una 
raíz posee capacidades de flexión que articula en respuesta a la 
información que le llega desde los sensores ubicados en su punta. 
Consecuentemente, la raíz es capaz de doblarse para sortear un obstáculo
 o apartarse de sustancias perjudiciales o tóxicas.  La segunda raíz 
realiza un crecimiento artificial. «Se depositan capas nuevas de 
material en las proximidades de la punta de la raíz para producir una 
fuerza motriz y penetrar en el suelo», explica Mazzolai. En la práctica 
esto quiere decir que el robot crece a base de construir su propia 
estructura y en consecuencia penetra en el suelo.
Estas raíces están conectadas a un tronco en el que se aloja un 
microordenador. Este tronco está hecho de plástico y se obtuvo mediante 
una impresora 3D. Por último, como sucede con las hojas naturales, las 
«hojas» del robot de PLANTOID están dotadas de sensores capaces de 
evaluar distintas condiciones del entorno, como la temperatura, la 
humedad, la gravedad, el tacto y diversos factores químicos.
Un diseño único que aprovecha propiedades vegetales extraordinarias
El proyecto PLANTOID, que cuenta con fondos europeos por valor de 
1,6 millones de euros, es el primero en haber diseñado y desarrollado 
soluciones robóticas basadas en modelos vegetales. El prototipo no está 
diseñado para ninguna aplicación en particular, sino que sirve para 
demostrar en la práctica la viabilidad de nuevas técnicas robóticas. Sin
 embargo, Mazzolai asegura que próximamente podría tener aplicaciones 
concretas como la detección y la evaluación de concentraciones de 
contaminantes, por ejemplo metales pesados o nutrientes, o desempeñar 
labores de cartografía y monitorización de las condiciones en un suelo 
dado.
Ciertamente, los robots creados a semejanza de las plantas podrían 
ser excepcionalmente adecuados para la exploración espacial, al ser 
capaces de excavar e implantarse en mundos extraterrestres siguiendo 
indicios sensoriales, adaptándose entretanto a las condiciones externas,
 potencialmente adversas.
Otras aplicaciones posibles son la fabricación de robots 
endoscópicos flexibles para intervenciones quirúrgicas delicadas, en el 
campo médico, o bien de robots plantoides de más tamaño que fueran 
útiles en operaciones de búsqueda y rescate, por ejemplo después de 
producirse una catástrofe natural.
«Las plantas poseen una enorme eficiencia energética a la hora de 
moverse —afirma Mazzolai—, lo que invita a idear multitud de sistemas 
robóticos que no precisen de músculos y, así, se alejen de las 
características de los animales». A decir verdad, las singulares 
características de los vegetales podrían constituir una fuente de 
inspiración para empresas de nueva creación que sean capaces de producir
 dispositivos robóticos inteligentes y útiles que se asemejen a plantas.
Los investigadores de PLANTOID prevén concluir este proyecto en 
abril de 2015, tras tres años de andadura. Actualmente trabajan en la 
integración de más funciones en una misma raíz, con la vista puesta en 
poder penetrar y maniobrar en el suelo. Otros temas de interés son las 
estructuras vegetales que sean capaces de aprovechar una fuente de 
energía existente allí donde se implanten.
Se preguntan también si las plantas son capaces de realizar un 
comportamiento inteligente; en otras palabras, si se podría construir un
 robot inspirado en vegetales cuyo crecimiento variase en el tiempo en 
función de experiencias anteriores. Todo ello podría conducir al 
desarrollo de dispositivos aún más inteligentes que sean capaces de 
percibir el entorno y también de responder a estímulos y tomar 
decisiones.
Enlace al proyecto en CORDISEnlace a la página web del proyecto
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