El término Big Data (Grandes Datos) se refiere al fenómeno por el que un
número muy elevado de fuentes diversas generan grandes volúmenes de
datos. Dichos datos pueden ser creados por personas o bien ser generados
por máquinas, por ejemplo, sensores que recaban información climática,
imágenes por satélite, fotos y vídeos digitales, registros de
transacciones de compra, señales de GPS, etc. La información abarca
multitud de sectores, desde la sanidad hasta el transporte y la energía.
Los datos se han convertido en un bien fundamental para la economía y
para la sociedad, en un rango similar a las categorías clásicas de los
recursos humanos y financieros. Los analistas contemporáneos tienen que
manejar caudales inmensos de datos que han de filtrar para poder hallar
soluciones a los retos modernos.
Trátese de información geográfica, estadísticas, datos
meteorológicos, de investigación, de transporte, de consumo energético o
sanitarios, esta necesidad de extraer sentido de Big Data está
motivando la introducción de innovaciones tecnológicas y el desarrollo
de nuevas herramientas y habilidades. Indudablemente, este punto figura
entre los retos más importantes en la sección dedicada a las TICs dentro
del nuevo programa de investigación e innovación de la UE, Horizonte
2020.
Este empeño por examinar y administrar Big Data podría verse
facilitado por un recurso inesperado: el subconsciente humano. Dado que
únicamente somos conscientes de cerca de un 10 % de nuestra actividad
cerebral, los artífices del proyecto CEEDS vienen buscando formas de
«desbloquear» el 90 % restante para ver si ello resultaría de utilidad
para los propósitos descritos.
Uso de la realidad virtual para introducir grandes conjuntos de datos
CEEDS («Collective Experience
of Empathic Data Systems») trata de hacer «visible» el subconsciente
midiendo las reacciones sensoriales y fisiológicas humanas ante el
caudal de Big Data que se nos presenta. Los investigadores del proyecto
han construido una máquina que se vale de instrumentos de realidad
virtual para introducir grandes conjuntos de datos. Empleando una gama
de sistemas de sensores visuales, sonoros y táctiles, monitoriza también
las respuestas de los usuarios ante la experiencia, para averiguar en
qué se centran y de qué modo.
La eXperience Induction Machine (XIM) de CEEDS, ubicada en el Centro
de Neuro-Robótica y Sistemas Autónomos, dirigido por el profesor Paul
Verschure de la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona), se ha diseñado
para facilitar a los analistas la asimilación de Big Data. Al
monitorizar sus reacciones, ofrece también valoraciones que podrían
resultar útiles para diseñar formas de presentación de los datos que
sean más accesibles.
El primer grupo en el que los investigadores de CEEDS probaron su
máquina estaba formado precisamente por neurocientíficos. Tomaron
conjuntos de datos inmensos, como los que se suelen generar en esta
disciplina científica, y los animaron con estímulos audiovisuales.
Las reacciones de los usuarios fueron examinadas en una cámara
inmersiva tridimensional equipada con multitud de dispositivos. Ésta
cuenta con sensores de movimiento que hacen un seguimiento de las
posturas y los movimientos corporales. También con un rastreador de los
ojos que indica al usuario dónde enfocar la mirada y comprueba si hay
signos de estrés según la dilatación de la pupila. Un guante «siente»
los movimientos de las manos, mide el agarre y las respuestas cutáneas.
Unas cámaras analizan las expresiones faciales. Un equipo de voz detecta
diversas características emocionales en los enunciados o las
interjecciones que emite el usuario. Por último, el usuario se coloca un
chaleco de diseño exclusivo que registra la frecuencia cardiaca y
respiratoria.
Todo ello permitió medir las reacciones de los neurocientíficos a
los datos. La máquina emitía indicaciones subliminales, tales como
flechas parpadeantes de las que no eran conscientes, para guiar la
atención del usuario hacia aquello que podría resultarle más
interesante. Además, la máquina prestaba ayuda cuando el usuario se
sentía fatigado o saturado de información, cambiando la presentación, la
cual ajustaba a su estado de ánimo. Según explicó el coordinador de
CEEDS, el profesor Jonathan Freeman, psicólogo en la Universidad
Goldsmiths de Londres: «Ayuda a los usuarios simplificando la
visualización de los datos cuando les resulta demasiado complejo o
estresante asimilarlos, o bien intensificando la presentación cuando el
usuario muestra hastío».
El gran valor de acelerar el análisis de los datos
El método de CEEDS resulta novedoso porque, si bien muchos de sus
componentes se encuentran ya disponibles por separado, nadie los había
reunido nunca con el propósito de optimizar la comprensión humana de Big
Data.
Las aplicaciones posibles de CEEDS son abundantes, desde la
inspección de imágenes de satélite y la prospección petrolífera hasta la
investigación astronómica, económica e histórica. «Hay posibilidades en
cualquier ámbito donde haya un gran volumen de datos que requieran
mucho tiempo o bien un esfuerzo formidable», añadió el profesor Freeman.
«Estamos viendo que, físicamente, es imposible que una persona pueda
analizar todos los datos que tiene delante, sencillamente, por la
cantidad de tiempo que ello requiere. Todo sistema que pueda agilizar
ese análisis y aumentar su eficacia tendrá un valor inmenso».
Los frutos de la labor de CEEDS podrían aplicarse incluso fuera del
ámbito de Big Data, pudiendo ser de ayuda para recabar valoraciones de
usuarios en entornos físicos como tiendas, museos y bibliotecas.
Asimismo, pinchadiscos y otros individuos dedicados a las artes
escénicas están cobrando conciencia de la posibilidad de recibir
información en tiempo real del público si éste llevase, por ejemplo,
pulseras que midieran la intensidad con la que bailan, la temperatura
corporal o su sudoración. En el aula educativa, los docentes podrían
enseñar más a sus alumnos mostrándoles, por ejemplo, sus propias
reacciones subconscientes ante diagramas. Otra aplicación estudiada por
los investigadores de CEEDS es la introducción, en bases de datos, de la
experiencia de arqueólogos para identificar, por ejemplo, piezas de
cerámica de dos mil años de antigüedad y así agilizar su capacidad para
establecer correspondencias.
CEEDS, que cuenta con dieciséis socios repartidos por nueve países,
es un proyecto sobre Tecnologías Futuras y Emergentes que cuenta con una
financiación de 6,5 millones de euros provenientes del Séptimo Programa
Marco de la UE.
Enlace al proyecto en CORDISEnlace a la página web del proyectoTwitterFET: Tecnologías Futuras y Emergentes