Contemplar el futuro a través del primer iris artificial autónomo

La fotónica está generando un impacto en numerosos ámbitos, desde las telecomunicaciones hasta el procesamiento de información. El proyecto financiado con fondos europeos PHOTOTUNE ha puesto de manifiesto sus posibles aplicaciones médicas y en lo que concierne a la próxima generación de robots.

Los investigadores del proyecto PHOTOTUNE han publicado recientemente un estudio en la revista Advanced Materials en el que se anuncia la creación de un iris artificial capaz de reaccionar a la luz de manera muy similar a la del ojo humano. El estudio se sirvió de la tecnología de fotoalineamiento (que en la actualidad también se emplea en algunas pantallas de teléfonos móviles) junto con elastómeros de cristal líquido sensibles a la luz (LCE, a saber, redes de cadenas de polímeros) para crear el iris.

Lo que hace que este avance resulte destacable es su capacidad para funcionar con mayor autonomía que otros dispositivos anteriores, dado que no depende de sistemas de detección de luz externos o de fuentes energéticas. «Un iris autónomo capaz de ajustar de manera independiente su forma y el tamaño de su apertura en función de la cantidad de luz incidente representa una innovación en el campo de los materiales deformables al contacto con la luz», afirma el profesor asociado Arri Priimägi, principal responsable del grupo de investigación.

Explorar posibles aplicaciones biomédicas

El iris es un tejido ocular que controla la cantidad de luz que capta el ojo mediante la alteración del tamaño de la pupila. Garantizar que la retina recibe la cantidad adecuada de luz es fundamental para hacer posible la visión con un nivel elevado de calidad y definición. «El iris artificial tiene un aspecto ligeramente similar al de unas lentes de contacto. El centro se abre y cierra según la cantidad de luz incidente», así describe el profesor Priimägi esta novedosa tecnología.

Se trata de un proceso similar al que se utiliza en las cámaras. Sin embargo, las cámaras usan sistemas de detección de luz para ajustar la cantidad de luz captada, que posteriormente llega a los sensores de imágenes (en el caso de las cámaras digitales) o a la película (en las analógicas) para producir imágenes de alta calidad.

La aplicación médica más evidente de esta tecnología es el tratamiento de defectos en el iris, aunque los investigadores son conscientes de que queda mucho trabajo por delante para perfeccionarla antes de poder utilizarse de este modo. Tal y como explica el profesor Priimägi: «nuestro próximo objetivo pasa por conseguir que el iris funcione también en medios acuosos. Otro logro considerable sería incrementar la sensibilidad del dispositivo para que reaccione ante cambios aún más leves en la cantidad de luz incidente. Estos avances son los pasos previos necesarios para propiciar las posibles aplicaciones biomédicas de esta tecnología».

La fotónica contribuye a la llegada de la robótica blanda

En sentido más amplio, el proyecto PHOTOTUNE (Tunable Photonic Structures via Photomechanical Actuation) se creó con el propósito de desarrollar una serie de materiales funcionales, reactivos ante estímulos y basados en polímeros y cristales líquidos, haciendo especial hincapié en sistemas controlados mediante luz. Un área de particular interés para los investigadores consiste en indagar en las posibles aplicaciones de la denominada «robótica blanda» (soft robotics).

Este mismo año el equipo publicó un estudio en la revista Nature Communications relativo a sus progresos a la hora de crear pinzas fabricadas con polímeros que se activan con la luz. Los investigadores han comparado el funcionamiento de este dispositivo con el de una planta dionea atrapamoscas. PHOTOTUNE se sirvió de su tecnología basada en la luz para conseguir lo que ellos denominan «activación reactiva», que permite al dispositivo reconocer objetos de manera autónoma. Esto incluye la capacidad para seleccionar entre los objetos a partir de características predeterminadas.

Para más información, consulte:
Página web del proyecto en CORDIS

publicado: 2017-08-01
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