Un pie en el acelerador para reducir las emisiones del transporte público

Diferentes operadores de autobuses de Alemania y el Tirol del Sur (Italia) se han asociado para adquirir sesenta y tres autobuses que funcionan con células de combustible para sus sistemas de transporte público como parte del proyecto JIVE, financiado por la Unión Europea.

La contratación conjunta forma parte de las actividades del proyecto financiado con fondos europeos JIVE (Joint Initiative for hydrogen Vehicles across Europe), que se propone incorporar 139 nuevos autobuses que funcionan con pilas de combustible (PC) y no generan emisiones en nueve ciudades en lo que sería el primer despliegue a esta escala en Europa. Pese a que el proyecto arrancó hace apenas unos meses, la puesta en funcionamiento de sesenta y tres nuevos autobuses da buena cuenta de que su objetivo de duplicar el número de autobuses con cero emisiones funcionando en Europa marcha sobre ruedas.

Ben Madden, director de Element Energy y coordinador del proyecto en Reino Unido, ha explicado que adoptar una estrategia coordinada para la adquisición de un gran número de estos autobuses facilita un mayor nivel de normalización y una reducción significativa en su coste, propiciando que las ciudades consigan hacer realidad sus ambiciosos planes de implantación de autobuses que no generan emisiones.

El proyecto se creó con el propósito de incorporar alrededor de ciento cuarenta de estos autobuses a las flotas de nueve ciudades pertenecientes a cinco países europeos, el primer despliegue a esta escala acometido en el continente.

Rumbo a una comercialización plena

En el afán por reducir el nivel de emisiones de los transportes públicos a escala local, los autobuses que funcionan con pilas de combustible de hidrógeno ya han demostrado su efectividad en una serie de proyectos realizados en toda Europa, tal y como detalla la asociación público-privada «Empresa Común Pilas de Combustible e Hidrógeno». No obstante, aún existen barreras significativas para su plena comercialización.

La principal es que, comparados con los autobuses convencionales, los que emplean PC tienen unos costes de mantenimiento más elevados. También hay que contar con una traba común para la mayoría de nuevas tecnologías: la necesidad de satisfacer la demanda garantizando la disponibilidad y la fiabilidad del producto. Por último, debe establecerse una infraestructura de reabastecimiento de combustible amplia.

Según JIVE, la contratación coordinada, en la que múltiples ciudades y regiones pueden iniciar procesos conjuntos, permitirá orquestar pedidos más grandes a cada proveedor, favoreciendo así las economías de escala. Asimismo, este enfoque conjunto hace posible que se realicen pedidos con especificaciones técnicas comunes. También está previsto ampliar las flotas para que se compongan de entre diez y treinta autobuses, así como crear cadenas de suministro y poner en marcha servicios de mantenimiento eficaces.

Además, el proyecto está probando nuevas estaciones de abastecimiento de hidrógeno con capacidad para surtir a flotas de más de veinte autobuses. Esto servirá tanto para reducir el coste del hidrógeno como para comprobar el grado de fiabilidad del sistema al nivel de comercialización requerido —superior al 99 %—.

Sacar el máximo beneficio a las pilas de combustible de hidrógeno

Según se desprende de un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el sector del transporte es responsable de más de una cuarta parte de las emisiones mundiales de CO2 y es uno de los ámbitos cuya aportación a las emisiones de gases de efecto invernadero está creciendo de manera más acelerada. Para mitigar esto, se considera fundamental la introducción de vehículos con bajas emisiones («Low Emission Vehicles», LEV) como alternativa a los que emplean combustibles fósiles.

Las pilas de combustible de hidrógeno se consideran una fuente de combustible no contaminante dado que la combinación de los gases de hidrógeno (H2) y oxígeno (O2) produce agua, electricidad y calor en lugar de subproductos perjudiciales derivados del uso de carburantes fósiles en los motores de combustión interna.

Mediante su adopción a gran escala, el objetivo general de JIVE consiste en hacer que a los operadores de autobuses les resulte viable incluir en sus flotas vehículos que funcionen con pilas de combustible de hidrógeno sin depender de subvenciones. De esta forma, JIVE ofrece a gobiernos locales y nacionales una opción viable para alcanzar sus objetivos en materia de reducción de emisiones. Asimismo, una implantación exitosa de los autobuses con PC podría impulsar el uso de hidrógeno en otros vehículos como puedan ser turismos y vehículos comerciales como camiones y furgonetas. Cabe destacar que recientemente incluso se ha anunciado que el primer tren que funcionará con pilas de combustible de hidrógeno del mundo comenzará a operar en Alemania el año próximo.

Para más información, consulte:
Página web del proyecto en CORDIS

publicado: 2017-07-15
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