Un grupo de la Unión Europea elaboró nuevos diseños arquitectónicos que ofrecen un control absoluto de la respuesta esperada de un edificio ante un seísmo. Sus resultados comprenden métodos con los que evaluar distintos tipos de edificios antes de que sufran daños y calcular los factores humanos entre las consecuencias previstas.
Los últimos terremotos han mostrado que, si bien los métodos de diseño contemporáneos son capaces de reducir la cantidad de muertes producidas, los daños en los edificios pueden dejar en una situación económica precaria a ciudades y países enteros. Para solventar esta situación es necesario contar con métodos más eficaces en el ámbito de la ingeniería estructural.
El proyecto financiado con fondos de la UE IDESIGN (Enabling seismic design decision-making under uncertainty) se propuso generar las técnicas necesarias para tal fin. Su objetivo fue lograr un diseño estructural práctico basado en prestaciones que fuera válido para las zonas propensas a los terremotos y que tuviera en cuenta el rendimiento sísmico. Su planteamiento se basa en parámetros estándar de ingeniería, y añade otros de interés para todos, como las pérdidas económicas, las muertes humanas y el tiempo necesario para reparar los daños. La ingeniería basada en prestaciones abarca la evaluación y el diseño al mismo tiempo, si bien el diseño entraña mayor dificultad debido a que es preciso evaluar en múltiples ocasiones distintas estructuras candidatas. Las incertidumbres inherentes al edificio y al riesgo sísmico aumentan la dificultad del proceso aún más si cabe.
Los responsables del proyecto se propusieron eliminar este tipo de obstáculos en una investigación organizada en torno a cuatro ramas. Para ello estudiaron distintos tipo de edificios, calcularon el efecto de las incertidumbres y generaron aproximaciones sencillas con las que evaluar y proponer un nuevo método de diseño.
Los dos primeros objetivos se lograron en el primer bienio del proyecto. El equipo creó una base de datos de gran tamaño de modelos estructurales que alberga estructuras de acero y hormigón armado actuales cuyas incertidumbres han sido sometidas a evaluación.
También se realizaron los trabajos previos que permitiesen evaluar la viabilidad de completar los dos últimos objetivos durante la segunda fase del proyecto.
Al término de su primera etapa, el proyecto iba bien encaminado para crear un método revisado de edificación de estructuras de ingeniería con las prestaciones necesarias para zonas sísmicas. El trabajo realizado reducirá la brecha entre la evaluación de las prestaciones y el diseño, y en consecuencia reducirá las consecuencias económicas de los terremotos.