Un proyecto de investigación de la Unión Europea ha producido un sensor bioeléctrico basado en células para la detección rápida de plaguicidas y de contaminantes orgánicos específicos en productos frescos, corcho y vino.
En los últimos años, Europa ha introducido normativas cada vez más
estrictas sobre la calidad de la producción de alimentos, a pesar del
tiempo y los costes económicos de los ensayos. Se precisa con urgencia
un sistema con el que comprobar alimentos de manera rápida y rentable en
busca de plaguicidas y otros contaminantes orgánicos.
El objetivo del proyecto
FOODSCAN (Development of an automated, novel biosensor platform for pesticide residue detection), financiado con fondos de la Unión Europea, fue desarrollar un biosensor capaz de detectar trazas de plaguicidas. El sistema se basa en la tecnología de los ensayos de reconocimiento bioeléctrico (Bioelectric Recognition Assay, BERA) que combina células vivas con un sistema de sensor eléctrico para ofrecer una detección rápida y sensible.
FOODSCAN construyó una plataforma automatizada basada en la tecnología BERA que puede detectar una serie de plaguicidas y otros contaminantes en menos de tres minutos. Este prototipo inicial es capaz de detectar una serie de plaguicidas organofosforados y carbamatos, varios tipos de herbicidas y un número de contaminantes del vino y del corcho.
Los investigadores del proyecto validaron cuidadosamente (empleando una red de laboratorios independientes internacionales) y realizaron ensayos en todos los componentes de la plataforma de sensores, que es rápida, portátil, económica y fácil de usar. También produjeron una interfaz electrónica para facilitar el uso de la plataforma durante el análisis de alimentos en tiempo real.
El prototipo de alto rendimiento de FOODSCAN ya está listo para su comercialización. Una vez comercializado, FOODSCAN mejorará enormemente la seguridad alimentaria y ayudará a los agricultores europeos a mantenerse competitivos a pesar de las estrictas normativas.