El aire comprimido suele considerarse el cuarto recurso más importante generado por la industria después de la electricidad, el gas natural y el agua. Una tecnología novedosa de monitoreo permitirá cerciorarse de que el suministro de aire no esté contaminado de aceite, un problema común.
Al comprimirse a un volumen inferior, el aire queda sometido a una
presión mayor que la atmosférica, lo cual hace que resulte útil en
diversas aplicaciones industriales y domésticas. Dicha fuerza por unidad
de superficie puede utilizarse para transmitir movimiento en
herramientas neumáticas. Asimismo, dispone de la capacidad de atomizar o
rociar sustancias tales como recubrimientos utilizados en la
automoción, orear para favorecer la oxidación en procesos farmacéuticos o
limpiar elementos electrónicos durante la fase de producción.
Tanto ésta como otras aplicaciones de alto rendimiento necesitan
contar con aire comprimido con un altísimo grado de pureza. La
contaminación de aceite constituye un problema acuciante y en la
actualidad no se dispone de ningún sistema de sensores en línea fiable y
de alta sensibilidad capaz de atajarlo. Un equipo de científicos
financiado por la UE está desarrollando la tan ansiada solución con un
sistema novedoso de sensores a tiempo real gracias al proyecto
«Detection of oil in compressed air» (
DOCA).
Dicha solución será capaz de detectar el aceite en todas sus formas
(líquida, dispersa en el aire o vaporizada), lo cual garantizará el
cumplimiento con la normativa vigente y eliminará cualquier riesgo y
responsabilidad que emane del incumplimiento de la misma.
Los investigadores han optado por la espectroscopia óptica, que
constituye la tecnología más prometedora para garantizar el mayor grado
de sensibilidad (de conformidad con los requisitos de clase I de calidad
del aire estipulados por la norma ISO-8573), repetitividad, resistencia
frente a interferencias y estabilidad de la calibración. La plataforma
de sensores constará de tres unidades: un sistema de muestreo, una
unidad de espectroscopia óptica y un programa informático.
Dicho sistema de muestreo ha sido diseñado, con éxito, para poder
vigilar la presencia de contaminación de aceite en el flujo de aire
comprimido. La unidad de espectroscopia óptica, de espectroscopia
fotoacústica, está avanzando a buen ritmo. Esta tecnología se basa en la
emisión del sonido (una onda de presión de expansión térmica) en
respuesta a la absorción de la energía electromagnética (luz). Es
relativamente sencilla y asequible pero tremendamente sensible. Los
últimos avances se están centrando en optimizar dicha técnica, así como
en la posibilidad de multiplicar por diez su grado actual de
sensibilidad.
Los resultados preliminares obtenidos permiten conseguir un sensor
de clase I o superior. Se espera lograr una patente. Por último, ya se
ha conseguido especificar la electrónica que acompaña al sensor y se ha
creado el correspondiente programa informático.
La tecnología DOCA para la identificación en línea y a tiempo real
de contaminación de aceite en el aire comprimido propiciará un
importante abaratamiento de los costes, así como un gran aumento de la
efectividad de monitoreo. Se prevé obtener un producto comercial poco
tiempo después de la finalización de dicho proyecto.