Los fabricantes de automóviles se sirven desde hace años de robots
estacionarios, pero la industria aeronáutica presenta retos distintos
debidos a la forma en la que se construyen los aviones. Hasta ahora, la
construcción y montaje de aeroplanos precisa de mano de obra que encaje y
revise las piezas. «Si logramos superar los obstáculos técnicos más
complicados, que impiden la utilización generalizada de robots en la
cadena de producción, podremos liberar mano de obra para dedicarla a
trabajos con mayor valor añadido», explicó el coordinador del proyecto
VALERI , el Sr. José Sáenz.
Esta industria está en alza y esta investigación consolidará su ya de por sí importante crecimiento. Las
cifras
que muestran las industrias aeroespacial y de defensa revelan que en
2012 el sector aeroespacial dio trabajo a cerca de 500 000 personas,
generando ingresos por valor de 128 000 millones de euros. Ello supone
un aumento con respecto a las cifras de 2010, de 458 000 empleados e
ingresos por valor de 107 000 millones de euros.
VALERI («Validation of Advanced, Collaborative Robotics for
Industrial Applications») recibe apoyo de la Comisión Europea a través
la colaboración público-privada del
Séptimo Programa Marco (
Fábricas del futuro ) . En él colaboran
siete socios
de España, Alemania y Austria con el propósito de construir un
prototipo funcional a escala de laboratorio y validarlo en condiciones
industriales. El consorcio ha programado para 2015 el desarrollo de
aplicaciones y el ensayo de robots móviles que posteriormente se
integrarán en la producción de componentes aeroespaciales.
Estos «manipuladores móviles» serán capaces de acceder a espacios
angostos y sus programadores se han propuesto el arduo objetivo de
ponerlos a trabajar en tareas similares en numerosas ubicaciones. Uno de
los obstáculos más importantes reside en la complejidad de la
programación, que implica desarrollar robots que no son estáticos ni
realizan tareas idénticas de manera repetitiva.
Trabajo de calidad y seguro
El objetivo del proyecto es muy ambicioso, pues los robots deberán
trabajar con precisión y desplazarse en un entorno compartido con
humanos. Los robots del sector manufacturero se encuentran actualmente
separados del resto de trabajadores de la planta de construcción y, en
palabras del Sr. Sáenz, «tenemos que asegurarnos de que poseemos la
tecnología necesaria que posibilite este tipo de colaboración». Los
sensores táctiles y los datos ópticos permitirán diseñar programas
sofisticados que detengan en seco a un robot en caso de riesgo.
La seguridad es primordial tanto para los que colaboran con los
robots como para una industria como esta, caracterizada por la baja
tolerancia a los errores. «Sus productos han de poseer una calidad
idéntica o superior a la de los realizados mediante mano de obra»,
explicó el Sr. Sáenz. Para garantizar este nivel de calidad en sus
procesos, los robots inspeccionarán su trabajo con una cámara y
verificarán que se ha ejecutado de acuerdo con los estándares vigentes.
No cabe duda de los beneficios que podría aportar esta tecnología,
evitando lesiones por esfuerzo repetitivo y problemas de espalda que
desemboquen en bajas laborales o incluso jubilaciones. De este modo se
prolongará la cantidad de tiempo que se puede aprovechar a la mano de
obra cualificada de mayor edad, al dispensarla de tareas físicas arduas
que pasarían a los robots. El coste de producción se mantendrá en un
margen competitivo y se evitará subcontratar los procesos de fabricación
a mercados más baratos. Además, según explica el Sr. Sáenz:
«Diseñadores e ingenieros aprovechan la cercanía de la producción para
obtener información útil con la que idear innovaciones».
La propuesta aún se encuentra en una fase experimental. Aun así, si
se cumplen los plazos propuestos, los robots se introducirán de manera
gradual, de modo que «nadie pierda su trabajo de la noche a la mañana»,
apuntó el Sr. Sáenz. Es más, los robots permitirán prolongar la vida
laboral de los trabajadores al ocuparse de las tareas arduas o
repetitivas y «la experiencia y la capacidad de los trabajadores se
revalorizarán», añadió.
El proyecto recaba información de la planta de montaje de FACC
(Austria) y Airbus —dos de los socios del proyecto— consultando a sus
trabajadores las tareas que preferirían delegar en los colegas
metálicos. «Si resulta complicado configurar o vigilar un robot, siempre
se optará por dejarlo al margen y realizar la tarea uno mismo», agregó
el Sr. Sáez. «No deseamos crear máquinas caras que terminen arrinconadas
acumulando polvo. Queremos construir robots que colaboren con los
humanos, hagan las tareas que estos prefieran evitar y liberen mano de
obra para que se encargue de las labores intelectuales».
Enlace al proyecto en CORDIS
Enlace a la página web del proyecto
Enlace a material audiovisual relacionado
Enlace al folleto de VALERI