Tendencias científicas: Sobre los efectos de la gripe en los hombres

Es muy probable que desde el principio de los tiempos las mujeres ya se desesperasen cuando sus compañeros avisaban que habían caído presas de la gripe y se encaminasen a sus camas para pasar días quejándose y protestando por su situación. Ahora, un científico de Canadá argumenta que este comportamiento masculino tiene una base real y ofrece algunas explicaciones al respecto.

Diciembre es época de festejos en toda Europa, lo que significa alcohol, comidas elaboradas, y noches más largas que exponen al organismo, con independencia de su sexo, a un riesgo mayor de contraer un resfriado o una gripe. Quien más y quien menos tendrá que faltar algunos días a estas celebraciones para curarse de estas infecciones, y se volverá a hablar del cliché que supone que los hombres son los que más se quejan y con mayor intensidad.

Esta dolencia particularmente masculina, que según el diccionario Oxford del inglés se define como una afección menor experimentada por un hombre que exagera la gravedad de los síntomas, acaba de ser objeto de un artículo en «British Medical Journal» a cargo del Dr. Kyle Sue, profesora asistente clínica de medicina familiar en la Universidad Memorial de Terranova (Canadá). Queríamos determinar de una vez por todas «si los hombres son unos quejicas o inmunológicamente inferiores».

Una revisión de la literatura acumulada (parte de ella con una base científica sólida, otra no tanto) mostró que los hombres adultos presentan una incidencia mayor de muertes relacionadas con la gripe que las mujeres. En declaraciones del Dr. Sue a «Newsweek», parte de los datos apuntan a que esta diferencia podría deberse a una respuesta inmunitaria menos sólida ante virus respiratorios comunes en los hombres en comparación con las mujeres.

«Hay menos marcadores inmunitarios en estos hombres cuando contraen la gripe», comentó el Dr. Sue. Y esta diferencia va en paralelo con la concentración de hormonas. «Parece ser que cuanto mayor sea la concentración de testosterona, peor responden los hombres. Mientras que en el caso de las mujeres, cuanto mayor sea su concentración de estrógeno, mejor responden».

Al contrario de lo que indican los estereotipos, el Dr. Sue también descubrió que las mujeres son las primeras en reducir su actividad con los primeros síntomas de infección vírica, mientras que los hombres continúan de forma estoica y retrasan así el tiempo en general que precisan para recuperarse. De hecho, una encuesta no demasiado científica en una revista popular dedicada al estilo de vida indicó que los hombres suelen tardar el doble en recuperarse que afecciones respiratorias menores que las mujeres.

El Dr. Sue también estudió si existía una explicación evolutiva a los síntomas acentuados durante las infecciones víricas respiratorias en los hombres. Entre las hipótesis propuestas, apunta a que las concentraciones más elevadas de testosterona podrían ofrecer ventajas en la lucha contra otros hombres que superan los posibles impactos negativos sobre el sistema inmunitario. Otra opción es que los hombres hayan desarrollado una respuesta inmunitaria más débil para mantener postrado a los hombres de la edad de Piedra en sus cuevas y fuera del alcance de los depredadores y así garantizar la conservación de la humanidad.

Si bien la revisión del Dr. Sue tiene un componente marcadamente irónico (característico del número de navidad de BMJ), el Dr. aduce que se debería investigar en mayor medida y con más rigurosidad este tema para estudiar las diferencias en el sistema inmunitario de hombres y mujeres. «Es necesario realizar más estudios de mayor calidad que controlen otros factores tanto de hombres como de mujeres para poder afirmar de forma definitiva que estas diferencias inmunitarias existen», declaró al periódico «The Guardian». «¿Son las mujeres más resistentes, son capaces de acarrear más cuando están enfermas o se debe a que sus síntomas no son tan intensos? […] Creo que se debe conceder el beneficio de la duda a todo el mundo cuanto están enfermos».

Mientras tanto, ¿cómo considera que debe adaptarse la sociedad al hecho de que las quejas de los hombres ante la gripe respondan a una situación real? «Quizá sea el momento de crear espacios para hombres, dotados de televisiones enormes y sillas reclinables, creados especialmente para que los hombres puedan recuperarse de los debilitantes efectos de esta afección masculina con seguridad y comodidad».

Los escritores de CORDIS respaldamos esta idea.

publicado: 2017-12-15
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