Tendencias científicas: Muestras de ADN para descartar la existencia del yeti
En 2016 un equipo internacional de científicos saltó a la palestra con un estudio sobre el misterio del yeti del Himalaya en el que utilizó análisis de ADN en muestras que se los locales atribuían a este animal mitológico. Sus conclusiones acaban de publicarse y suponen un jarro de agua fría para lo que aún creen en este mito: las muestras pertenecen a distintos tipos de osos y a un perro.
El estudio, dirigido por la bióloga de la Universidad de Búfalo Charlotte Lindqvist, se basó en una secuenciación de ADN de muestras que podrían pertenecer al yeti almacenadas en museos y colecciones privadas y una posterior comparación con los genomas de especies conocidas. En total se analizaron veinticuatro muestras, incluidas nueve de las que se afirma que pertenecen a este animal de leyenda. Ocho de ellas pertenecían a osos pardos asiáticos, del Himalaya o tibetanos. La novena se asoció a un perro.
El trabajo de la profesora Lindqvist no es el primero en descartar la existencia del yeti. Otros trabajos anteriores apuntaban a que las muestras de cabello que se pensaba pertenecían al yeti se asemejaban al de osos polares y que la explicación de lo que observó el fotógrafo N. A. Tombazi en 1925 podría ser muy probablemente una especie híbrida de oso polar y pardo.
Para asegurarse, la profesora Lindqvist se propuso analizar tantas muestras como fuese posible del Himalaya y el Tíbet, con la ayuda de un equipo de grabación del Reino Unido responsable del documental titulado «Yeti or not». A continuación estudió el ADN mitocondrial de las muestras (el material genético celular transmitido solo por las hembras) y lo comparó con una base de datos internacional de genomas de oso.
«Este estudio es el análisis más riguroso realizado hasta la fecha de las muestras que podrían derivar de criaturas anómalas o míticas humanoides», explicó la profesora Lindqvist. También supone la primera vez que se analiza un genoma mitocondrial completo de animales como el oso pardo del Himalaya y el oso negro asiático, ambos en peligro de extinción. En total se secuenció el ADN mitocondrial de veintitrés osos asiáticos.
Los científicos confían en que esta información contribuya a desentrañar las diferencias genéticas de estas subespecies raras con respecto a otras especies más comunes y el último momento en el que estos grupos compartieron ancestros maternos. Por ejemplo, el estudio mostró que si bien el oso tibetano tiene un ancestro cercano compartido con los osos americanos y euroasiáticos, los osos pardos del Himalaya pertenecen a un linaje evolutivo que se separó mucho antes de los osos pardos.
Además de estudiar el yeti, la profesora Lindqvist señala que una aclaración de la estructura y la diversidad genética de las poblaciones de osos permite calcular el tamaño de dichas poblaciones y contribuye al desarrollo de estrategias de gestión. Además, el estudio podría dar lugar a otros en el mismo sentido dedicados a desentrañar la verdad sobre otras criaturas mitológicas. «En nuestro estudio demostramos que la genética es capaz de desvelar otros misterios similares», declaró la profesora Lindqvist.
Cuidado, Sasquatch.
publicado: 2017-12-01