En Europa viven unos cien millones de gatos domésticos, lo que los convierte, muy probablemente, en la mascota más popular. No obstante, a pesar del interés existente en aumentar el bienestar de nuestros amigos los felinos y el nuestro propio, se han dedicado pocas investigaciones al inicio de su socialización, hasta ahora.
Existen investigaciones sobre las consecuencias de la separación temprana de la madre en distintas especies. Pero ninguna se había dedicado a los gatos, uno de los animales domésticos más populares que suelen separarse de sus madres muy jóvenes, algo inexplicable si se tiene en cuenta la hipótesis de que esta precipitación provoca problemas de comportamiento en los felinos.
La socialización de los gatos se produce, según la hipótesis más aceptada, en las primeras ocho semanas de vida, y a partir de este momento su comportamiento no se ve afectado en gran medida por las experiencias sociales. No obstante, un estudio reciente publicado en la revista
Scientific Reports apunta a que el retraso de la separación podría ser muy positivo.
En pos del bienestar felino
El estudio se basó en los resultados de una investigación realizada con anterioridad por el profesor Hannes Lohi de la Facultad de Ciencia Veterinaria de la Universidad de Helsinki y recibió fondos de la otrora activa red ERA-NET NEURON II, financiada por la Unión Europea. Su equipo puso en marcha un estudio de salud y comportamiento con cerca de seis mil gatos, con el que se produjo la mayor base de datos mundial dedicada al comportamiento de los gatos. Los problemas de comportamiento de los gatos pueden ser timidez, chupar ropa, acicalamiento excesivo y agresividad.
Un estudio nuevo retomó los resultados de este primero y descubrió que los problemas del comportamiento de los felinos son más comunes de lo esperado y que más de un 80 % mostraban problemas leves del comportamiento. Tal y como resumió la doctorando Milla Ahola: «La edad a la que se produce la separación repercute en el comportamiento posterior del gato. Los gatos separados antes de las ocho semanas mostraron un comportamiento más agresivo y estereotípico. Los gatos separados de su madre una vez alcanzada la madurez tenían menos problemas de este tipo que otros gatos. Los gatos separados a las catorce semanas de edad presentaban aún menos problemas de comportamiento que los que se separaban antes».
Los investigadores descubrieron además un vínculos con cambios en el comportamiento, y que un mayor grado de agresividad también se correspondía con un mayor comportamiento estereotípico. Esta circunstancia sugirió la existencia de una conexión neurológica que, según indica el equipo científico, podría deberse a cambios en los neurotransmisores de los ganglios basales.
El descubrimiento de que una separación más temprana de la madre conduce a una incidencia mayor de problemas de comportamiento se ha confirmado en estudios con otras especies de animales, como roedores, monos y visones, un fenómeno que podría ocurrir de forma similar en los humanos. En estudios anteriores se descubrió que una separación temprana podría dar lugar a una serie de cambios neurobiológicos tales como una cognición y memoria deficientes.
El estudio descubrió que los beneficios se acumulan cuando se pasa del mínimo de doce semanas recomendado en Finlandia para separar a un gato de su madre y se alcanzan las catorce semanas. El equipo se propone reunir más datos y ampliar su investigación para estudiar la inclusión de más factores ambientales, como la atención materna, las condiciones de vida antes de la separación, la socialización y las condiciones de vida después de la separación, y también pretende determinar si hay diferencias entre razas en este sentido.
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