Las granjas representan un entorno adecuado para fortalecer el sistema inmunitario de los niños

Es un hecho constatado que los diferentes microbios que habitan en las granjas protegen a los niños frente al asma y las alergias. En la actualidad, un equipo de inmunólogos ha descubierto que los propios animales de las granjas ofrecen protección frente a la inflamación de tejidos pulmonares, lo que brinda posibilidades para desarrollar nuevos tratamientos.

La prevalencia de alergias y asma es cada vez mayor y, durante las últimas décadas, esta tendencia está aumentando en los países industrializados. En la actualidad, un tercio de la población infantil padece alergias, con la notable salvedad de los niños que viven en granjas.

En las granjas, los niños se ven expuestos a una amplia variedad de microbios. Esto les ofrece protección dado que les permite desarrollar el sistema inmunitario sin presentar reacciones desmesuradas a los agentes dañinos, tal y como ocurre con las alergias. Este fenómeno queda demostrado por el hecho de que los niños de una misma localidad pero que no viven en una granja desarrollan esta clase de enfermedades más rápidamente que los que residen en granjas.

El ácido siálico como protector

No obstante, una investigación publicada recientemente en la revista Journal of Allergy and Clinical Immunology ofrece más información al respecto. Este trabajo, en el que han contribuido los proyectos financiados con fondos europeos EFRAIM, PARSIFAL y PREDICTA —ya concluidos—, demuestra que, además de los microbios, los propios animales también ayudan a fortalecer el sistema inmunitario de los niños, lo que previene las alergias y el asma. «Parece ser que estar en contacto con animales y consumir alimentos de origen animal durante la primera infancia regula las reacciones inflamatorias del sistema inmunitario», resume Remo Frei, inmunólogo y uno de los autores del proyecto.

El estudio revela que un ácido siálico común en los vertebrados —como los animales de granja— es el responsable de esta protección. Cabe destacar que, debido a una mutación genética, los seres humanos no sintetizan esta sustancia, el ácido N-Glicolilneuramínico (Neu5Gc). Sin embargo, los humanos pueden absorber el Neu5Gc mediante el contacto con animales o consumiendo alimentos de origen animal ya que, de este modo, el ácido se integra en sus glicoproteínas.

Al entrar en contacto con el Neu5Gc, los humanos generan anticuerpos. Los investigadores pudieron evaluar la concentración de anticuerpos en muestras de suero de niños recabadas gracias a dos estudios epidemiológicos financiados por la Unión Europea —PARSIFAL y PASTURE—. Esto a su vez hizo posible que los investigadores estudiaran la absorción del ácido siálico.

Analizando una cohorte compuesta por más de un millar de niños, el equipo pudo correlacionar casos de asma frente a la concentración de anticuerpos del Neu5Gc. «Los niños que viven en granjas tienen una concentración en sangre de anticuerpos contra el Neu5Gc muy superior, y el número de casos de asma entre quienes presentan concentraciones más elevadas es sensiblemente inferior», concluye Frei.

Estos resultados se corroboraron utilizando un modelo murino. El estudio determinó que las moléculas de Neu5Gc obtenidas mediante la alimentación mejoraron la función pulmonar del modelo, reduciendo así los síntomas del asma.

De la granja a la farmacia

De cara a adquirir un mayor grado de comprensión del mecanismo exacto por el que el Neu5Gc influye en el sistema inmunitario de los seres humanos, el equipo analizó diversas células de dicho sistema implicadas en las reacciones inflamatorias.

Curiosamente, a través de este estudio se descubrió que el Neu5Gc no parece reducir la inmunoglobulina E —el anticuerpo asociado a las reacciones alérgicas—, sino que éste desencadenaría una reacción antiinflamatoria del sistema inmunitario. Esta reacción está propiciada por linfocitos T reguladores, responsables de modular las respuestas excesivas del sistema inmunitario, junto a un potente efecto antiinflamatorio.

Las alergias, cuyo desarrollo comienza en la infancia y para las que aún no se dispone de una cura, se están convirtiendo en una de las principales preocupaciones sanitarias de Europa. Pensando en posibles aplicaciones futuras, Frei afirma que «los resultados de nuestra investigación propician oportunidades para hacer llegar el efecto protector de las granjas a toda la población infantil. De esta forma, podríamos sentar las bases de un método efectivo para la prevención de alergias».

Para más información, consulte:
Sitio web del proyecto

publicado: 2017-09-21
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