La dependencia automática de las lecciones aprendidas puede reprimir la creatividad

Un estudio empleó estimulación eléctrica encefálica para demostrar que un aprendizaje excesivo puede ser negativo para la creatividad.

La vida diaria se basa en el cúmulo de experiencias almacenadas y categorizadas que nos permiten identificar patrones. Con el tiempo aprendemos las reglas relevantes útiles para reaccionar a cada situación. Este mecanismo cognitivo suele funcionar con tanta fiabilidad y eficacia que parece casi automático. No obstante, el sistema se basa en un conjunto de presuposiciones y sus debilidades salen a la luz cuando hay que hacer frente a una situación inesperada donde es necesario echar mano de un método más creativo de resolución de problemas.

Tal y como explican los autores de un estudio publicado recientemente en la revista «Scientific Reports», el problema de las reglas aprendidas reside en que «limitan nuestro espacio de razonamiento a ciertas posibilidades gestionables provocando un estancamiento mental, esto es, nos bloqueamos, se nos acaban las ideas y nos es imposible dar con una solución». El estudio, basado en el trabajo del proyecto financiado con fondos europeos CREAM, utilizó técnicas de estimulación eléctrica encefálica para inducir a los participantes a pensar creativamente».

Más allá de las lecciones aprendidas

Los autores del estudio propusieron que dado que la inhibición de la corteza dorsolateral prefrontal (CDLPF) contribuye a identificar la información del contexto y establecer correspondencias entre situaciones y reglas conocidas, su inhibición podría ayudar a limitar estas reglas.

Para modular la estimulación de la CDLPF, los investigadores hicieron pasar una corriente eléctrica por el cuero cabelludo de los participantes mediante electrodos empapados en una solución salina, una técnica denominada estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS). La dirección en la que fluyó la corriente determinó la estimulación o la supresión temporal del CDLPF. La corriente era constante, pero para evitar lesiones o incomodidad su intensidad era reducida.

Los sesenta participantes en el estudio se enfrentaron a varias tareas de resolución de problemas (problemas aritméticos con cerillas) y se comprobó su habilidad antes y después de establecer aleatoriamente una condición de ensayo de tres posibles, a saber, que la CDLPF estuviera suprimida, activada o estimulada. En total se propusieron cuatro tipos de tareas de resolución de problemas, diferenciadas por el grado de «relajación limitada» necesario, o lo que es lo mismo, «más difíciles» si precisaban de un razonamiento más creativo.

De las tres condiciones, los investigadores descubrieron que los participantes cuya CDLPF estaba temporalmente suprimida eran los más capaces de resolver los problemas más difíciles, lo que respalda la teoría de que impedir basarse en las lecciones aprendidas aumenta la receptividad a una gama más amplia de métodos creativos.

Cabe también señalar que el estudio descubrió que aquellos participantes con un a supresión temporal del CDLPF resolvieron peor los problemas que precisaban una mayor intensidad de la memoria funcional (cuando la mente precisa almacenar y acceder a mucha información de forma simultánea). En este caso, se forzó que los participantes abordaran las tareas mediante ensayo y error, al haber perdido el acceso a su sistema de reconocimiento de patrones y las reglas asociadas.

Investigación de la creatividad como un proceso y no como un producto

Los investigadores de CREAM (CReativity Enhancement through Advanced brain Mapping and stimulation) habían señalado con anterioridad que la creatividad, debido a su naturaleza multidimensional, es prácticamente imposible de definir, y aún más difícil de medir con precisión. Por tanto, el método del proyecto se ha basado en contemplar la creatividad como un proceso activo, en lugar de como un fin o un producto final en el que el valor se determina a través de muchas influencias externas culturales y sociales.

El equipo a cargo del proyecto CREAM aprovechó progresos en las TIC, como el abaratamiento de la capacidad de computación, el software de alto rendimiento y los sistemas de sensores para medir la actividad funcional del encéfalo y calcular, en tiempo real, estímulos que pueden aplicarse al encéfalo para condicionarlo y modificarlo.

Para más información, consulte:
Sitio web del proyecto

publicado: 2017-07-20
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