Tendencias científicas: ADN de momias para desentrañar los misterios genéticos de los egipcios antiguos
Los expertos en la materia habían asegurado durante décadas que era imposible extraer ADN de las momias del antiguo Egipto. Un equipo compuesto por científicos de varios países ha rebatido esta afirmación mediante la secuenciación genómica de noventa momias egipcias que han revelado que los habitantes de ese antiguo imperio eran genéticamente más parecidos a los del Levante mediterráneo moderno que a los egipcios actuales.
El Egipto antiguo siempre ha ejercido una atracción casi mística para los niños de todas las edades y para buena parte de la población adulta. Las pirámides, los vasos canópicos, los jeroglíficos, las tumbas malditas y, por supuesto, las momias, forman parte de una civilización que reúne todos los ingredientes para hacer volar la imaginación. Pero a pesar de toda la información que se posee sobre Egipto, uno de los aspectos más elusivos para arqueólogos y científicos durante decenios ha sido el ADN de las gentes de aquella civilización.
Ahora, un equipo de científicos dirigidos por Johannes Krause del Instituto Max Planck de Historiografía Humana en Jena (Alemania), empleó métodos de secuenciación de última generación para analizar ADN de 151 cabezas de momias de varios periodos del antiguo Egipto. Debido a la tumultuosa historia del antiguo imperio Egipcio, conquistado en distintos momentos por asirios, nubios, persas, griegos y romanos, entre otros, el equipo se interesó por averiguar si las conquistas frecuentes por parte de las potencias extranjeras dejaron un legado genético duradero.
Las 151 momias proceden del yacimiento arqueológico de Abusir el-Meleq, situado a cien kilómetros de El Cairo. Este asentamiento estaba dedicado a Osiris, el dios egipcio de la muerte, y mantuvo durante muchos siglos popularidad como centro de enterramiento. Las cabezas se excavaron y separaron de sus cuerpos a principios del siglo XX y se conservan en dos colecciones de Alemania. Las dataciones realizadas con radiocarbono mostraron que estas momias eran representativas de mil trescientos años de historia egipcia.
El tejido blando de las momias apenas contenía ADN (de ahí que los expertos considerasen que era imposible extraer ADN de momias), pero los huesos y los dientes lo tenían en abundancia. Noventa de las momias presentaron un ADN incompleto y solo se pudo obtener genomas completos de tres momias que fueron las elegidas para el estudio de Krause.
A continuación compararon el ADN de las momias con el de personas antiguas y modernas de la región. Descubrieron que, en el plano genético, los antiguos egipcios no eran muy distintos a los que habitan hoy en día Oriente Próximo, pues poseían mayor similitud con las gentes del Levante mediterráneo (lo que hoy es Líbano, Israel y Siria) que con los egipcios modernos. En términos generales, las continuas conquistas por potencias extranjeras repercutieron muy poco en la composición genética de los egipcios antiguos, descubrimiento que supuso toda una sorpresa para el equipo de investigación.
Otro descubrimiento inesperado fue que el 20 % de los egipcios modernos tienen genes originarios en el África subsahariana, al contrario que las momias estudiadas, las cuales no tenían ninguno. En consecuencia, los egipcios modernos se han «africanizado» durante los últimos siglos. «No nos esperábamos en absoluto observar este cambio tan tardío», comentó Krause, que sospecha que el aumento del comercio a lo largo del Nilo, y en particular el comercio de esclavos y la difusión del islam en la Edad Media, intensificaron los contactos entre la zona norte y la subsahariana de África.
El método de secuenciación de ADN utilizado por el equipo de Krause garantiza la fiabilidad de sus resultados. El equipo estudió todo el ADN de cada muestra y aisló el material genético que podía ser humano. A continuación estudió los patrones de daños en el ADN que solo se aprecian en el realmente antiguo, lo que permitió desechar aquel cuya presencia se debe probablemente a contaminación.
Los resultados son sin duda sorprendentes, pero otros genetistas como Iosif Lazaridis de la Facultad de Medicina de Harvard se preguntan si las momias de otras regiones de Egipto podrían mostrar otra composición genética distinta. En el apogeo de su civilización, el Imperio Nuevo de Egipto llegaba desde el Levante mediterráneo hasta el sur del Nilo, en lo que ahora es Sudán. Otras poblaciones de ese imperio podrían haber sufrido conquistas distintas a las de las poblaciones a las que pertenecieron las momias enterradas en Abusir el-Meleq, lo cual aumenta la probabilidad de que existiese una mayor mezcolanza genética.
No obstante, esta labor deberá realizarse mediante un estudio nuevo ahora que Krause y su equipo han demostrado la posibilidad de examinar con mayor detalle el ADN de los miles de momias que se almacenan en museos y colecciones de todo el mundo.
publicado: 2017-06-03