Tendencias científicas: La resistencia a la gripe depende del año de nacimiento
Investigadores estadounidenses han publicado un artículo en el que explican que la probabilidad de que un individuo enferme por una cepa de gripe concreta depende al menos en parte de la primera cepa a la que se expusieran cuando eran niños.
La gripe es una amenaza constante para la salud pública. Por suerte, no se ha producido en los últimos años ninguna pandemia de gripe aviar ni porcina. Existe incluso un subgénero literario en el que se relata el impacto de pandemias de gripe mortales, donde destaca la novela «Apocalipsis» de Stephen King, que cuenta cómo un virus artificial de la gripe mata al 99,6 % de la población mundial.
En la estela de esta atracción popular por las pandemias de gripe, una investigación publicada recientemente por un equipo conjunto de la Universidad de California Los Ángeles y la Universidad de Arizona en Tucson (Estados Unidos) ha intensificado el interés por el tema al indicar por qué algunos brotes de gripe son mucho más letales para los jóvenes pese a que normalmente se atribuye un mayor riesgo a los más mayores o los más jóvenes.
Hasta ahora, se creía que la exposición previa a la gripe confería poca o ninguna protección inmunológica contra nuevos virus que pueden saltar de los animales a los seres humanos. Ahora, datos nuevos publicados en un artículo en la revista «Science» ponen en tela de juicio esta tesis.
La impronta inmunológica infantil
El equipo estudió dos virus de la gripe aviar de tipo A (H5N1 y H7N9), cada uno de los cuales ha causado cientos de casos de contagio graves e incluso la muerte en seres humanos. Además, ambas cepas han suscitado preocupación a nivel mundial porque podrían sufrir mutaciones que les permitan no solo saltar fácilmente de las aves a los humanos, sino también propagarse rápidamente entre humanos.
Tras un análisis de todos los casos conocidos de enfermedad grave o muerte a causa de la gripe provocados por estas dos cepas, los investigadores descubrieron que la cepa a la que se haya estado expuesto en la infancia determina la cepa de gripe aviar contra la que uno estará protegido ante una infección futura, lo que equivaldría a un tipo de «impronta inmunológica».
Cuando un individuo se expone al virus de la gripe por primera vez, el sistema inmunitario crea anticuerpos contra la hemaglutinina, una proteína receptora que sobresale de la superficie del virus y que el equipo de investigación describe como una piruleta. Si bien se conocen dieciocho subtipos de gripe A, solo hay dos versiones, o «sabores», de hemaglutinina, a los que los investigadores se refieren como piruletas «azules» o «naranjas».
«Siguiendo esta analogía, pongamos que la primera vez que te expusiste a un virus de la gripe fue al de la "piruleta naranja" —explicó el Dr. Michael Worobey—. Si te encuentras con otro subtipo de virus de la gripe en una etapa posterior, uno aviar al que tu sistema inmunitario no se ha enfrentado nunca pero cuyas proteínas son similares al "sabor naranja", la probabilidad de morir son bastante bajas debido a la protección cruzada. Pero si, por el contrario, tu primera infección de niño se debió a un virus de la "piruleta azul", no tendrías protección ante esta cepa "naranja"».
En concreto, los nacidos a finales de la década de los años sesenta se expusieron a los virus de la gripe de la «piruleta azul» (H1 o H2) cuando eran niños. Por tanto, transcurridos varios años, apenas enfermaron a causa de la «piruleta azul» (la gripe aviar H5N1), mientras que la gripe H7N9 o «piruleta naranja» sí que provocó una gran mortalidad en este grupo de población. Los nacidos tras 1968, que estuvieron expuestos a la cepa H3 de la gripe («piruleta naranja»), presentan el patrón contrario.
Información de referencia para proteger la salud pública
Estos hallazgos podrían resultar fundamentales a la hora de diseñar políticas sanitarias eficaces con las que enfrentarse a posibles pandemias de gripe. El Dr. Worobey y su equipo mostraron que las personas expuestas a un virus de gripe similar en la infancia tienen un 75 % de probabilidades de no sufrir esta enfermedad en grado severo y un 80 % de no fallecer por esta causa.
Esto también puede explicar por qué la pandemia de gripe de 1918 (conocida como gripe española, H1, que provocó la muerte de entre cincuenta y cien millones de personas) fue mucho más letal entre adultos jóvenes. Los análisis de sangre realizados décadas más tarde mostraron una posibilidad elevada de que los jóvenes adultos hubieran estado expuestos en su niñez a otro tipo de cepa, la H3, en cuyo caso no habrían estado inmunizados contra la cepa H1.
«Ahora tenemos más información sobre los grupos de edad a los que afectará con mayor virulencia cualquiera de estos virus [H5N1 y H7N9] si llegasen a pasar de las aves a los humanos», comentó Worobey, a lo que añadió que el esfuerzo necesario para desarrollar una vacuna universal contra la gripe depende de este tipo de hallazgos, puesto que «una vacuna de este tipo atacaría los motivos proteicos conservados en la superficie del virus que subyacen a estos patrones de edad concretos».
publicado: 2016-11-18