Tendencias científicas: El hemisferio sur se recuperó con mayor rapidez del impacto devastador de un asteroide
Investigadores de Estados Unidos y Argentina han analizado hojas fosilizadas y propuesto una nueva tesis sobre el motivo de que el hemisferio sur se recuperase a mayor velocidad tras la colisión del asteroide que aniquiló a los dinosaurios hace sesenta y seis millones de años.
Los ecosistemas de Norteamérica necesitaron nueve millones de años para recuperarse del impacto del asteroide, pero en Sudamérica ya se habían multiplicado los insectos al cabo de unos cuatro millones de años solamente. Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo conjunto de investigadores estadounidenses y argentinos que ha publicado los resultados de su estudio en la revista científica «Nature Ecology & Evolution».
Los indicios disponibles anteriormente sugerían que la colisión del asteroide (que acabó con todos los dinosaurios no aviares y con un número elevado de otras especies) tuvo un efecto menos severo sobre el hemisferio sur. Una tesis al respecto atribuía este hecho a que esta zona habría servido como refugio para diversas especies. Sin embargo, este nuevo estudio propone una explicación distinta: que los ecosistemas del hemisferio sur se recuperaron con mayor rapidez que los del hemisferio norte.
«Está extinción es muy importante. De hecho, es uno de los mayores fenómenos de extinción en la historia de la Tierra», aseguró el director de la investigación, Michael Donovan, de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos). «Los patrones de biodiversidad que observamos en la actualidad, dónde viven los animales, pueden guardar relación con lo que sobrevivió entonces. Por consiguiente, reviste importancia averiguar lo que ocurría en todo el mundo en esa época».
Para entender el motivo de que la flora y la fauna del hemisferio sur se recuperase mejor, en apariencia, tras la colisión del asteroide, los investigadores analizaron hojas fosilizadas en busca de daños causados por insectos en un yacimiento de la Patagonia, en Argentina. En concreto, analizaron 3 646 hojas fosilizadas con antigüedades datadas en entre un millón de años antes de la colisión y cuatro millones de años después de ésta. El análisis se centró en comparar los daños ocasionados por mordiscos de insectos con los ya observados en otras hojas fosilizadas de la zona interior occidental de Norteamérica. Según explicó Donovan: «No se dispone de muchos cuerpos de insectos fosilizados. Pero sí que podemos valernos de los desperfectos observados en las hojas fosilizadas, causados por insectos, a modo de indicadores de la diversidad de insectos fitófagos que había en aquel período».
En las hojas procedentes de Norteamérica se apreciaba que la variedad de daños, y por tanto la variedad de insectos que se alimentaban de las hojas, descendió de forma drástica en la época del impacto del asteroide. Los insectos más perjudicados fueron los que se alimentaban de una gama reducida de plantas.
En las muestras de fósiles de la Patagonia se observaron tendencias similares, pero los tipos de daños eran mucho más diversos tanto antes como después del impacto. Se deduce que la Patagonia poseía una inmensa variedad de insectos.
Además, la variedad de daños observados en las hojas recuperó la magnitud previa al impacto más rápido que en Norteamérica, concretamente al cabo de cuatro millones de años.Pudo obtenerse más información esclarecedora examinando los daños provocados por tipos de insectos que construyen galerías entre capas de hojas. Este análisis sacó a relucir que, si bien existieron los mismos tipos de insectos en la Patagonia tanto antes como después de la colisión del asteroide, no es probable que pertenecieran a las mismas especies. En opinión de Donovan, ello podría dar la impresión de que se produjo una extinción de menor magnitud, cuando en realidad los causantes de dichos daños fueron insectos nuevos.
Aunque no está claro el motivo de que los ecosistemas se recuperasen con mayor rapidez en la Patagonia, Donovan señala como factor posible su mayor distancia con respecto al lugar de impacto del asteroide, en Chicxulub (México), pero considera improbable que ésta sea la causa primordial. Pese a su aparente recuperación más rápida, de este estudio se desprende que la diversidad en el hemisferio sur también se vio afectada gravemente por el impacto del asteroide, y desmiente la tesis de que esta zona sirviese como refugio de especies.
publicado: 2016-11-11