Las ratas topo, entre las que se incluyen las ratas topo desnudas, viven en colonias subterráneas donde la mayoría son obreras, habiendo una sola hembra (la reina) y un solo macho responsables de la cría, existiendo por tanto una estructura social rígida que recuerda a la de insectos como las abejas y las hormigas. Todas las ratas topo colaboran en la excavación de extensos entramados de túneles subterráneos en busca de alimento y, en caso de encontrar una fuente abundante de alimento, se comparte con toda la colonia.
La reina y el macho reproductor, una vez alcanzan esas condiciones, se mantienen en esas funciones durante el resto de su vida. Al morir la reina, normalmente la obrera más grande y fuerte es la que suele asumir la responsabilidad reproductora.
Estudios anteriores indicaron que las ratas topo que no se reproducen podían dividirse en no obreras, obreras infrecuentes y obreras frecuentes, y que la mayoría de las ratas pertenecen a una casta determinada durante toda su vida. Además, estaba extendida la creencia de que cada individuo estaba circunscrito a una tarea concreta, a saber, excavar, construir el nido o defender la colonia.
Sin embargo, en un estudio publicado recientemente en Proceedings of the National Academy of Sciences, investigadores del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge financiados a través del proyecto THCB2011 del Consejo Europeo de Investigación (CEI) han demostrado que, en las ratas topo de Damaraland, la aportación de los distintos individuos a las diversas actividades varía con la edad. Así, las diferencias de comportamiento entre individuos atribuidas a la existencia de castas se deben realmente a la edad. Está pendiente de confirmación que la variación de comportamiento entre las ratas topo desnudas sea también consecuencia de la edad, pero los investigadores consideran bastante probable que esta sea la causa.
«En algunas hormigas, áfidos y termitas, los individuos nacen perteneciendo a castas que tienen asignadas funciones concretas, como puedan ser obreras o soldados», explicó el Dr. Markus Zöttl, primer firmante del estudio. «Al principio todos pensaban que esto era exclusivo de invertebrados sociales como las hormigas y las abejas, pero en la década de los años ochenta cambió la perspectiva con el descubrimiento del comportamiento social de las ratas topo. Se creía que estas ratas topo sociales eran un caso único entre los vertebrados al presentar también castas. Para entender a fondo esta cuestión, necesitábamos datos que abarcasen un número muy elevado de ratas topo durante periodos prolongados de su vida».
Para recabar esa información y estudiar el comportamiento de las ratas topo más a fondo, el equipo de investigación, dirigido por el profesor Timothy Clutton-Brock (investigador principal de THCB2011) construyó un laboratorio en el desierto de Kalahari, de donde son autóctonas las ratas topo de Damaraland. Seguidamente establecieron múltiples colonias de ratas topo en entramados de túneles artificiales.
A lo largo de tres años estudiaron la vida de varios cientos de ratas topo a fin de documentar cómo cambiaba su comportamiento a medida que envejecían. Se pesó y observó periódicamente a todos los individuos. Gracias a este trabajo documental tan detallado se tuvo constancia de que las ratas topo no están especializadas en distintas funciones, como se creía, sino que realizan distintas tareas a medida que envejecen; no conservan toda su vida un papel fijo determinado por su casta. En otras palabras, a diferencia de hormigas, termitas y otros insectos, todas las ratas topo participan en las distintas actividades y su involucración en las actividades cooperativas aumenta con la edad.
«Las ratas topo de Damaraland carecen de castas, por lo que estas podrían existir únicamente en invertebrados sociales y no haber evolucionado en ningún vertebrado —añadió el Dr. Zöttl—. «Es probable que la organización social de las ratas topo tenga más en común con las sociedades de otros animales cooperativos (como las suricatas y los licaones o perros salvajes) que con las de los insectos sociales».
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