Lecciones de los escarabajos, maestros agrónomos de la naturaleza

Lograr una producción sostenible de cultivos exentos de patógenos es una de las preocupaciones más acuciantes para la humanidad, ante el crecimiento demográfico previsto y la amenaza que plantea el cambio climático para la tierra cultivable. Sorprendentemente, algunas de las respuestas podrían surgir del estudio de una especie de escarabajo que vive en el interior de árboles.

Ciertas especies de escarabajos cultivan y cosechan hongos con gran eficacia desde hace al menos cuarenta millones de años, manteniendo a raya las bacterias nocivas y gestionando una relación duradera y sostenible tanto con el cultivo como con el medio ambiente. Por consiguiente, el ser humano —agricultor desde hace apenas diez mil años— podría aprender más de una lección a partir del éxito de los escarabajos de ambrosía.

Lecciones de agricultura sostenible

Los escarabajos de ambrosía, que viven en grupos sociales en el interior de ciertos árboles, transportan esporas fúngicas desde su nido natal y las «plantan» al establecerse en un árbol nuevo. Una vez los hongos desarrollan esporocarpos (o cuerpos fructíferos), los escarabajos los cosechan. Al igual que los humanos, estos escarabajos tienen que hacer frente a patógenos que pueden dañar sus cultivos y asegurarse de que el entorno sea sostenible y propicio para su cultivo.

Según declaró el Dr. Peter Biedermann, del Instituto Max Planck de Ecología Química (Alemania) y coordinador del proyecto FARMING IN BEETLES, financiado con fondos europeos: «En última instancia, mi propósito con este proyecto es dar con soluciones que científicos e investigadores puedan aplicar en la agricultura y la silvicultura. Como sucede en los nidos de escarabajos que estudio, los patógenos fúngicos plantean un peligro inmenso para la agricultura practicada por los humanos; por tanto, al desentrañar la base del éxito de estos escarabajos podríamos extraer lecciones válidas para nuestros cultivos».

Este proyecto dio comienzo en marzo de 2015 con una duración prevista de dos años, está financiado a través de una beca intraeuropea Marie Curie y ya ha deparado algunos descubrimientos. El escarabajo mantiene una relación no con un hongo sino con varias especies de hongos, las cuales probablemente plante en el nido siguiendo un orden, es decir, cumpliendo un calendario de rotación de cultivos similar al de los agricultores humanos. También es muy destacable el hecho de que varias bacterias cumplan un papel crucial a la hora de inducir los esporocarpos y de combatir patógenos.

«Otra sorpresa fue que en Xyleborinus saxesenii —la principal especie de escarabajo que estudio— el principal hongo cultivado pertenece a una única cepa que se puede encontrar en toda Europa —señaló Biedermann—. Los humanos también mantenemos unos pocos cultivares de gran éxito de nuestros cultivos. Otro resultado fascinante ha sido que los hongos se encuentran únicamente en escarabajos que colonizan árboles muertos. Los escarabajos que viven dentro de árboles vivos no son portadores de hongos, puesto que probablemente matarían al árbol que los acoge».

El equipo del proyecto profundizó también en el descubrimiento de que es posible favorecer el crecimiento de plantas a través de ciertos microorganismos (endófitos) que viven en el interior del tejido vegetal y pueden contribuir a repeler a herbívoros. Según Biedermann: «Sabiendo la función de las bacterias en los huertos de estos escarabajos, quizás podamos desentrañar también el papel de los endófitos asociados a nuestros propios cultivos. Por último, al parecer las bacterias segregan ciertos antibióticos que cumplen una función muy destacada en los nidos de los escarabajos. Quizás podamos extraer conocimientos útiles para aplicaciones médicas e incluso descubrir sustancias novedosas con acción antibiótica».

Aplicación de técnicas nuevas

Una vez confirmada la complejidad del sistema escarabajo-hongo, el periodo restante del proyecto (programado hasta febrero de 2017) se centrará en conocer más a fondo estas interacciones. «Por ejemplo, ¿qué sustancias químicas entran en juego, y cuáles son producidas por las bacterias y cuáles por los propios hongos?», se pregunta Biedermann. «¿Qué especies bacterianas se hallan en el interior de los nidos? ¿Son siempre las mismas o hay variaciones en toda la zona geográfica donde se encuentran los escarabajos de ambrosía?».

Biedermann también se propone estudiar a fondo los paralelismos existentes entre los cultivos de los escarabajos y la agricultura humana (dos campos muy diferenciados tradicionalmente) para tratar de extraer lecciones de utilidad. «Deseo reunir a especialistas en agronomía y a investigadores que estudian los cultivos de insectos, a fin de favorecer la labor científica de ambos grupos. Sería muy interesante si pudiéramos aplicar bacterias a nuestros cultivos a fin de que segreguen antibióticos contra las plagas, porque aparentemente esto es justo lo que hacen los escarabajos en cuestión».

Para más información, consulte:
Página web del coordinador del proyecto FARMING IN BEETLES
Página web del proyecto en CORDIS

publicado: 2016-09-06
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