Dotado con una financiación de 18 millones de euros, el proyecto
P-MEDICINE (From data sharing and integration via VPH models to personalized medicine) reunió a lo mejor de los campos de la sanidad, la ciencia fundamental, la informática, el derecho y la ética con el ánimo de alcanzar un objetivo común: acelerar el diagnóstico y el tratamiento personalizados por medio de una gran base de datos que facilite el acceso a información relacionada con cada paciente. Es un objetivo ambicioso pero que se encontrará en el núcleo de los trabajos de investigación en el área de la sanidad en los años venideros, dentro y fuera de Europa.
«Los escollos son numerosos —aseguró el profesor Norbert Graf, responsable de la Clínica de Oncología y Hematología Pediátricas de la Universidad del Sarre y coordinador del proyecto—. El primero se refiere a la disponibilidad, el intercambio y la unificación de datos heterogéneos procedentes de hospitales, institutos de investigación, expedientes electrónicos, etc. Y aquí son muy relevantes los aspectos de la protección y la privacidad de los datos. El segundo escollo es que muy pocos profesionales clínicos son conscientes de la importancia de los datos masivos (Big Data) en la sanidad. Siempre que existe la necesidad de unificar datos, es también necesario que haya una comunicación en red entre numerosas partes interesadas, como profesionales sanitarios, especialistas en informática, juristas, expertos en ética, quienes cultivan la ciencia fundamental, etcétera. El tercer escollo es que los pacientes deberán estar bien informados sobre este tema. Sin este empoderamiento del paciente será difícil allanar el camino hacia la medicina personalizada».
Para sortear estos tres obstáculos, el consorcio ha desarrollado un sistema tecnológico integral que cuenta con herramientas de registro de datos, compatibilidad semántica, intercambio y almacenamiento de datos, minería de datos, integración de datos en modelos y herramientas de apoyo a la toma de decisiones y para el empoderamiento de los pacientes. Cabe mencionar el portal P-MEDICINE, donde pacientes, profesionales sanitarios e investigadores pueden colaborar e intercambiar información; un sistema de gestión de ensayos clínicos basado en ontologías (ObTIMA); un sistema simulador del crecimiento de tumores (Oncosimulator); una plataforma que simplifica el acceso a los biobancos (p-BIOSPRE); una herramienta que ayuda a explorar visualmente asociaciones entre fármacos (Correlation Viewer); un sistema que permite un análisis de imágenes temporal y multimodal (Dr Eye) y módulos de formación a distancia.
Un planteamiento ascendente
El profesor Graf destacó que todo esto se podría conseguir si colaborasen todas las partes interesadas. «El proyecto ha tenido un enfoque clínico desde el principio; es decir, desde el comienzo se han formulado y respondido las preguntas de índole clínica pertinentes. Se articuló un marco jurídico y ético para la protección y la privacidad de los datos y se han construido herramientas, modelos y servicios de un modo homogéneo entre todas las partes interesadas en el proyecto. Durante todo este proceso se ha cuidado especialmente el garantizar la usabilidad de las herramientas y también las actividades de formación».
También ha habido todo un capítulo de trabajo dedicado al empoderamiento del paciente. La herramienta Interactive Empowerment Service (IEmS), que incluye un cuestionario para evaluar el estado psicocognitivo del paciente, ayuda al personal médico a mejorar la comunicación con el paciente y a entender mejor sus necesidades, lo cual servirá para que los tratamientos sean más eficaces. «Otro recurso desarrollado ha sido la herramienta de donación del paciente (patient's donor tool), que permite al paciente determinar quién está autorizado para utilizar sus datos o materiales biológicos con fines científicos», añadió el profesor Graf.
La validación de las herramientas desarrolladas fue otro aspecto clave del proyecto: «Para crear nuestras herramientas utilizamos datos retrospectivos, y las validamos con datos prospectivos. Esta validación se hizo conforme a procedimientos normalizados. Las herramientas fueron validadas por ECRIN, tratando de determinar si podrían integrarse en el proceso de trabajo de los ensayos clínicos de esta entidad y si cumplían los requisitos jurídicos y éticos propios de las «buenas prácticas clínicas».
En total, en el transcurso del proyecto y tras su finalización se publicaron más de un centenar de artículos sometidos a comités de lectura, los cuales pervivirán a través de otras iniciativas financiadas por la UE, por ejemplo los proyectos CHIC, MYHEALTHAVATAR e IMANAGE. El mantenimiento de la plataforma de P-MEDICINE correrá a cargo del centro «Study Trial and Research Centre» (STaRC), un modelo de negocio en ciernes que será decisivo para garantizar la repercusión a largo plazo de la labor realizada en P-MEDICINE: «Es de suma importancia sacar partido a nuestros resultados en el seno de la comunidad clínica, a fin de atraer a facultativos y convencerles de utilizar las herramientas que hemos desarrollado. Los pacientes asumirán un papel importante solicitando tratamientos personalizados para sus dolencias, y ello influirá sobremanera en nuestro sistema sanitario del futuro».