Cómo invaden las plantas
Un estudio transcontinental dedicado a una planta hallada en Europea y Norteamérica ha sacado a relucir los mecanismos que permiten prosperar a las especies vegetales invasoras.
Las plantas invasoras son causantes de una pérdida generalizada de
biodiversidad, una merma de la productividad agrícola y, algunas veces,
de perjuicios para la salud de los seres humanos. Por tanto, comprender
qué mecanismos permiten a las plantas invasoras medrar en sus nuevos
rangos de distribución tendrá beneficios de gran importancia a nivel
mundial.
Los socios del proyecto financiado por la Unión Europea TRANSRESSOLID (Transcontinental research on a highly invasive plant species Solidago gigantea – Ecology and evolution in the native and introduced ranges) estudiaron una planta endémica de Norteamérica, Solidago gigantea (vara de oro gigante) para comprender mejor cómo se ha convertido en un invasor tan eficaz en Europa.
Los investigadores estudiaron cómo poblaciones invasoras y autóctonas de S. gigantea afectan a la riqueza y a la diversidad de especies en hábitats naturales de Europa y el continente americano. Por medio de experimentos controlados en invernadero y de experimentos estandarizados de trasplante recíproco, se examinaron diferencias entre poblaciones invasoras y autóctonas con respecto a la competitividad, la tolerancia a la herbivoría, la biota del suelo y la genética. Se evaluaron distintos métodos de control para combatir las especies invasoras en Europa.
Los socios del proyecto TRANSRESSOLID descubrieron que S. gigantea afectaba negativamente a la riqueza de especies de Europa, mientras que este efecto no se detectó en los hábitats de Norteamérica. En los experimentos de invernadero, las poblaciones invasoras y nativas no diferían en su capacidad competitiva, sin embargo se encontraron diferencias significativas entre las poblaciones procedentes de hábitats a distinta altitud.
Las plantas europeas presentaban mayor tolerancia a la herbivoría y actividad micorrízica que las norteamericanas. Las plantas europeas también creían más altas en Europa, pero no eran más grandes que las norteamericanas cuando se cultivaban en Norteamérica.
Los investigadores también descubrieron que el control a corto plazo de poblaciones de S. gigantea afecta directamente a la eficacia biológica y a la viabilidad de esta planta invasora, mientras que el control a largo plazo tiene efectos estructurales más fuertes ya que favorece una mayor diversidad de especies. Por último, se demostró que ciertas sustancias químicas halladas en las raíces de S. gigantea suprimían la germinación de algunas especies europeas presentes en el mismo lugar.
Los hallazgos de TRANSRESSOLID permitirán entender el éxito de las plantas invasoras como S. gigantea. Este estudio tendrá un impacto significativo en la conservación de la naturaleza y en la agricultura a escala global.
publicado: 2016-07-05