Para combatir y controlar las infecciones virales, deben comprenderse
los mecanismos de acción del virus y los científicos necesitan acceder a
cepas específicas. En el marco del proyecto
EVA
(European Virus Archive), sus entidades asociadas establecieron una
gran red de centros reconocidos para almacenar los virus sin riesgos.
EVA diseñó procedimientos de seguridad de alta calidad para manipular los bancos de virus y garantizó la calidad mediante recomendaciones de buenas prácticas y auditorías. Se están empleando sus recursos para aumentar el número de virus y lograr un almacenamiento de larga duración sostenible. Este banco ya incluye cerca de un 50 % de los 500 patógenos humanos reconocidos.
El catálogo en línea de EVA es funcional, fácil de usar y proporciona acceso a un número cada vez mayor de productos. Además, el número de laboratorios participantes también está en aumento. Se aplican estándares de control de alta calidad cuando se transportan los virus y sus productos derivados como los segmentos génicos.
EVA forma parte de la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos de la Organización Mundial de la Salud (GOARN/OMS) para controlar las enfermedades de origen viral en países en desarrollo. Permitirá el acceso a virus de nivel 4 de bioseguridad muy patogénicos para la Infraestructura de investigación europea para agentes altamente patógenos (ERINHA). En este grupo se encuentra el virus Ébola y de Lassa. EVA también estableció vínculos con la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) pues muchas instituciones veterinarias también forman parte de esta red.
En la página web del proyecto se indican los datos más recientes en cuanto a brotes víricos se refiere, especialmente cuando se identifica un virus en zonas geográficas donde nunca se ha detectado con anterioridad.
Un ejemplo que viene al caso es el del virus de la chicunguña encontrado en San Martín en el Caribe en 2013. Previamente, el virus se había encontrado únicamente en África, Asia, Europa y los Océanos Índico y Pacífico. En EVA, además de proporcionar la filogenia del virus, se suministran cepas víricas para su investigación tales como las nuevas cepas aisladas.
El consorcio original del proyecto EVA formado por nueve colaboradores europeos actualmente incluye veinte entidades asociadas de África, Australia, China, Europa, Rusia y los Estados Unidos. EVA se ha convertido en un singular recurso biológico sin fines de lucro de alcance global de utilidad para la investigación y el sector académico. Los laboratorios de países en vías de desarrollo pueden ya acceder a herramientas de última generación y contribuir a la ampliación de la base de datos sobre virus y reactivos. Esto permitirá hacer frente a los riesgos a infecciones por virus con mayor eficacia.