Control biológico de plagas
La lucha contra brotes de insectos plaga empleando métodos biológicos está ganando terreno a los métodos basados en plaguicidas químicos. Investigadores europeos estudiaron cómo las infestaciones por insectos plaga están afectadas por condiciones nutricionales y ambientales.
Según la teoría de la ecología evolutiva, el riesgo de padecer una
enfermedad depende de la densidad de hospedadores. En base a esto, se
puede deducir que aquellos hospedadores que viven en altas densidades
están expuestos a un mayor riesgo de contraer una enfermedad y, por
tanto, deberían invertir más en la defensa frente a parásitos y
patógenos. Esta hipótesis se conoce como profilaxis positiva
denso-dependiente y es evidente en varios insectos plaga de cultivos,
incluyendo el gusano soldado africano, Spodoptera exempta.
Sin embargo, la destructiva plaga de la langosta australina (APL), Chortoicetes terminifera, constituye una excepción al principio evolutivo expuesto anteriormente. En este insecto, determinadas funciones inmunes clave tienden a ser menores en grupos que en insectos solitarios.
El objetivo del proyecto financiado por la Unión Europea LOCDIS era determinar por qué determinadas especies presentan este tipo de comportamientos y estrategias inmunes contraintuitivas para combatir la transmisión de enfermedades. En este contexto, los socios del consorcio estudiaron el patrón espacial y temporal de enfermedades epizoóticas naturales en poblaciones de langosta australiana. Empleando secuenciación de ADN de nueva generación, se identificaron cepas microbianas asociadas con diferentes poblaciones naturales de langosta.
Acto seguido se comparó la función inmune y la resistencia a enfermedades en langostas criadas en grupo o en solitario. Para tal fin, estos comprobaron la supervivencia de las langostas criadas tanto en grupo como en solitario frente al hongo Metarhizium acridum. También cuantificaron el efecto de la dieta de la langosta en la función inmune, el comportamiento del hospedador y la resistencia a enfermedades.
Los investigadores descubrieron que las proteínas de la dieta influían en mayor medida que los carbohidratos en la respuesta inmune, pero que este hecho no era suficiente para proporcionar protección a las langostas frente a la infección fúngica. En base a esto, se propuso una teoría que establecía que el hongo se alimentaba de las proteínas de la hemolinfa de los insectos, suprimiendo por tanto los efectores inmunes del hospedador. En poblaciones naturales de langosta, la función inmune estaba estrechamente relacionada con el contenido en proteínas de la hemolinfa y con la cantidad de grasa corporal, resaltando claramente la importancia de la fisiología nutricional en la supervivencia de las langostas.
Estos descubrimientos tienen importantes implicaciones para los brotes de insectos plaga y para el uso de plaguicidas biológicos para el control de poblaciones de langostas.
publicado: 2015-07-27